Ya son varios años los que llevamos dándole vueltas al escándalo de los airbags de la empresa japonesa Takata. Y no es para menos, pues ha habido muchos fallecidos debido a ello; uno de los escándalos más sonados en la historia de la automoción.
La última marca en verse afectada por estos airbags ha sido Ford, que se ha visto obligada a llamar a revisión a 2.902 Ford Ranger fabricados en el año 2006 después de comprobar que la muerte de uno de los ocupantes de este modelo durante el año pasado fue debido precisamente a este problema.
El accidente en cuestión ocurrió el pasado 22 de diciembre y, tras la inspección del vehículo el 29 de diciembre por parte de Ford, se determinó que el airbag frontal del pasajero explotó, causando la muerte del ocupante de dicho asiento.
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De hecho, la firma de óvalo azul incluso ha pedido a los propietarios de estos vehículos que dejen de utilizar su coche hasta que sea reparado, pues el peligro que se corre al sufrir una colisión en la que ‘salte’ el airbag es… de muerte. No importa que sea un pequeño golpe en el que, en condiciones normales, solo se sufriría algún rasguño.
¿Y cuál es el problema de los airbag de Takata?
Se debe a un mal funcionamiento de los airbags. Al completarse la fase de inflado tras sufrir un impacto lo suficientemente fuerte con el automóvil, diversos trozos metálicos provenientes del mecanismo del airbag salían ‘proyectados’ hacia la cara del ocupante a quien en realidad deberían proteger, causando lesiones muy graves e incluso la muerte en decenas de ellos. A raíz de este problema, Takata ya se declaró en bancarrota a finales de junio de este pasado 2017.