En nuestro país, los combustibles que provienen del petróleo están gravados con dos tipos de impuestos: el IVA y el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos (IEH). Este último a su vez tiene dos tramos: el general y el especial; hasta 2019 existió también un tramo autonómico (conocido como el céntimo sanitario), que desde esa fecha quedó integrado en el tramo especial.
El Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos somete a gravamen los hidrocarburos (gasolina, gasóleo, gas natural, fuelóleo, biocarburantes, etc.) que se utilicen como combustible o como carburante. Se aplica en la Península y las Islas Baleares; pero están exentos de él en las Islas Canarias, Ceuta y Melilla.

¿Cómo se calculan estos impuestos?
El IEH se calcula para cada 1.000 litros de carburante. El tramo estatal supone 400,69 euros por cada 1.000 litros para la gasolina sin plomo (la directiva comunitaria establece un nivel mínimo de 359 euros) y 307 euros por cada 1.000 litros para el gasóleo (frente al nivel mínimo de 302 euros de Europa).
Respecto al tramo especial del Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos, es de 72 euros por cada 1.000 litros tanto para la gasolina como para el diésel.
Así, en conjunto, el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos sumando los dos tramos (el estatal y el especial) supone 472,69 euros para la gasolina sin plomo (0,473 euros por cada litro de gasolina) y 379 euros para el diésel (0,379 euros por cada litro de gasóleo).
En cuanto al IVA, es del 21 %; y se calcula a partir del precio base del combustible, cuando ya se le ha aplicado el IEH. En este caso, los profesionales del transporte pueden desgravarse este impuesto, total o parcialmente, siempre que lo justifiquen.

¿Qué otros costes hay que sumar al precio final de la gasolina?
Además de los impuestos, al precio del carburante también hay que sumar el coste al por mayor de la materia prima que, según Repsol, en el caso de la gasolina es de un 42 % y en el del diésel supone un 51 % (ver imagen superior).
Y, por último, hay que añadir el coste de la distribución y los márgenes de beneficio de las estaciones de servicio. Repsol indica que, en el caso de la gasolina, se cifra en un 15 % y en el del diésel, en un 11 %.
En otros países están reduciendo los impuestos
Debido a la subida tan desorbitada de los precios de los carburantes a causa de la guerra en Ucrania, el pasado mes de junio el presidente de EE.UU., Joe Biden, realizó una propuesta al Congreso para que se suspenda durante tres meses el impuesto a la gasolina para aliviar un poco a las familias.
Esta medida sí se ha puesto en marcha en algunos países europeos como Francia, Bélgica, Italia, Irlanda, Portugal o los Países Bajos, entre otros. Mientras que, en España, el Gobierno se ha negado por el momento a reducir los impuestos que se aplican sobre los carburantes. Esta reducción pasaría por bajar el IVA del 21 % al 10 % (se necesitaría autorización de Bruselas), o por recortar el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos que, como decíamos antes, supone 47 céntimos por litro de gasolina y 38 céntimos/litro en el caso del diésel.
A pesar de todo esto, cabe destacar que España no es uno de los países que aplica más impuestos sobre los carburantes. En Portugal y Francia, por ejemplo, los impuestos suponen cerca del 60 % del coste total; y en Italia, Grecia y Holanda incluso llegan a superar ese porcentaje. Por el contrario, en países como Bulgaria, Hungría, Rumanía y Polonia se pagan menos sobre los carburantes.
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