Prueba del Hyundai i10 1.0 T-GDI N Line 2021: una hormiga atómica

Todos en la redacción lamentamos profundamente que Volkswagen anunciara su decisión de no comercializar en España su nuevo y sugerente Up! GTI, allá por 2018, ya que tenía una pinta fantástica. Ese tipo de coche pequeño y deportivo suele ser muy cachondo de conducir, y aquel Up! GTI revivía gratos recuerdos del pasado como el de su propio antecesor, el VW Lupo GTI lanzado casi dos décadas antes.
Por suerte, hay un par de marcas que sí cubren en nuestro país ese apasionante, pero seguramente muy poco rentable, subsegmento: Hyundai y Kia con sus respectivas variantes deportivas del Hyundai i10 y Picanto. También hay un Abarth 595 en el mercado, pero ese juega en otra liga.
En los últimos años, ha habido varias marcas que han intentado replicar ese espíritu, como por ejemplo Renault, pero todo lo bien que lo hizo con el Twingo RS de 2008, lo hizo de mal con el Twingo GT de 2016.
Son vehículos que tienen poca demanda comercial, de hecho, este Hyundai i10 N Line llegó a nuestras manos casi de rebote. Sin embargo, pronto vimos en este pequeñín unas cualidades muy de nuestro agrado.
En resumidas cuentas, se trata de una versión con motor turbo de 100 CV y una estética muy en la línea de los Hyundai N pata negra, pero sin ser un N ‘de verdad’. Bajo el capó se halla la variante de 100 CV del motor 1.0 T-GDI de Hyundai asociado a una transmisión manual de cinco relaciones.

El apartado cosmético se compone de paragolpes específicos, parrilla, luces diurnas, llantas de 16”… Todo ello le otorga un aspecto moderadamente agresivo dentro de un packaging tan tierno como es el de un microurbano. Además, viene bastante bien equipado, de hecho, no dispone de lista de opciones más allá del color de la carrocería.
El interior está conformado por plásticos duros, pero exhibe buenos ajustes y transmite sensación de solidez. Es modesto, aunque está bien hecho. Es un habitáculo muy correcto para un vehículo que usar en el día a día. El tratamiento N Line le otorga un pomo metálico, pedales deportivos, una instrumentación específica, unos envolventes asientos y pespuntes rojos en el volante y tapicería.
Gira la llave y te recibirá un tímido ronroneo que incluso tiene algo de estimulante. Unos pequeños golpes de gas te confirman que Hyundai se ha preocupado de que suene como es debido. En marcha no transmite la tensión propia de un deportivo. Su dirección, sus pedales, su palanca de cambio… todo está enfocado a ser cómodo de utilizar en el día a día. Sin embargo, pronto te percatas de que el motor tiene su carácter. Ofrece un muy buen medio régimen y empuja con vehemencia, aunque cuando debería llegar la fiesta, se desvanece un poco.
Matizo esto último. Corre, te pide ‘estrujarlo’ y es divertido de llevar arriba, si bien tratándose de la versión menos potente del bloque 1.0 T-GDI de Hyundai, se siente algo capado en el último tramo de revoluciones. De hecho, sus 100 CV se despliegan ya a 4.500 rpm, sin embargo, la mecánica puede girar hasta 6.500 rpm. En esas últimas 2.000 rpm continúa empujando, aunque de una forma totalmente plana. Si Hyundai le hubiera obsequiado con la versión de 120 CV de este motor, creo que el salto cualitativo hubiese sido tremendo.
Pero bueno, cuando te pones a enlazar curvas en un tramo muy revirado, donde la potencia ya no es crucial, entonces empiezas a pasártelo muy bien. Este es un buen ejemplo de por qué en una carretera de curvas acabas disfrutando más con un coche pequeño y ligero que con un armatoste grande y potente, sobre todo porque el proceso de ir adquiriendo confianza es más rápido y porque resulta más sencillo acercarte a los límites una y otra vez sin sobrepasarlos.

El buen chasis del Hyundai i10 exhibe sus cualidades aquí, con cambios de dirección instantáneos, una mordiente en el eje delantero más que decente y un tren trasero lo bastante vivo como para utilizar sus centímetros deslizamiento en beneficio de la conducción. Todo se complementa con una transmisión manual de bastante buen tacto, si bien con desarrollos un poquito menos largos sería más aprovechable.
Sólo detecto un par de carencias, aunque vaya por delante que son perdonables teniendo en cuenta que el coche cuesta 18.720 euros. Una son los frenos. Cumplen razonablemente bien, pero que sean los mismos que los de un Hyundai i10 normal no encaja bien con la esencia deportiva de esta versión. Otra la encuentro en la suspensión, demasiado complaciente con respecto al propósito del vehículo, lo que se traduce en pronunciados balanceos. Aunque bueno, estas dos cosas, con suerte, irán siendo fácilmente mejorables recurriendo al mercado aftermarket.
Obviamente, no estamos ante el coche idóneo si lo que buscas es un deportivo como tal, pero sí ante una muy interesante elección si quieres un vehículo para diario que sea barato, que consuma muy poco y que a la vez sea cachondo de conducir. Y es que, este Hyundai i10 N Line te pedirá menos de 6,0 L/100 km de ‘bebida’ en el día a día y mantiene la esencia de los pequeños deportivos de no hace tantos años, proporcionándote divertidos momentos tras el volante de forma sencilla e inmediata, sin necesidad de alcanzar velocidades altísimas.

Créeme, sonreirás a la hora de ir al surtidor de gasolina y también cuando lo conduzcas, porque es uno de esos pequeños deportivos que te invita a exprimirlo en todo momento. Es cierto que un Abarth 595 de 145 CV apenas cuesta 1.000 euros más siendo más rápido y deportivo, pero es mucho más complejo y no es tan condescendiente como coche de día a día, tanto por confort como por consumo. El Hyundai i10 N Line te hace disfrutar con muy poco, y eso es una gran virtud.
Parece un disparate, pero realmente este Hyundai i10 N Line es en cierto modo un coche recomendable para un amante de la conducción como presupongo que eres si tienes esta revista entre manos. Yo, desde luego, estaría encantado de tenerlo en mi garaje como coche para utilizar de lunes a viernes. ¿Cómo era aquel refrán? No puedes juzgar un libro por su portada.
Tecno
Puede que no sea del todo políticamente correcto lo que voy a decir, pero es tan evidente que no me lo puedo guardar: hay dos mejoras aftermarket, no muy caras, que mejorarían muchísimo este Hyundai i10 N Line.
Una es la potencia. No porque tenga poca, sino porque, tratándose de la versión ‘capada’ del propulsor 1.0 T-GDI, es muy sencillo subirlo a 140 CV electrónica mediante. Hacerlo en un taller especialista en reprogramación de centralitas sale por unos 450 euros.
Y la otra es la suspensión. Sustituir sus amortiguadores convencionales por unos deportivos (desde 800 euros) sería una gran mejora aunque, por desgracia, de momento existe muy poca oferta para este modelo, y fabricantes como Koni o Bilstein aún no los contemplan en su catálogo.
Ficha técnica
- Motor: 3 cilindros en línea, 998 cm3, turbo
- Transmisión: Manual, 5 velocidades
- Tracción: A las ruedas delanteras
- Potencia: 100 CV a 4.500 rpm
- Par: 172 Nm a 1.500 rpm
- 0-100 km/h: 10,5 segundos
- Velocidad máxima: 185 km/h
- Peso: 1.024 kg (10,24 kg/CV)
- Precio: 18.720 euros