La franquicia es la cantidad de dinero que el asegurado asume en el caso de que se produzca un siniestro, y ello supone que la compañía de seguros aplique una reducción en el importe de la prima anual que cobra al asegurado, según el Comisariado europeo del Automóvil (CEA).
El pago de la franquicia se aplica para todos y cada uno de los siniestros que se produzcan durante la vigencia del seguro y su importe puede variar; es decir, si el contrato incluye una franquicia de 300 euros y el cliente tiene un siniestro de 1200 euros, el conductor pagaría los primeros 300 y la aseguradora los 900 restantes. En caso de que la avería no supere la cantidad estipulada en la franquicia, se abonaría el gasto íntegramente.
De igual manera, aunque la franquicia se puede aplicar a coberturas de incendio o robo, lo normal es que sólo se contrate en la cobertura de daños propios.
¿Qué ventajas tiene un seguro con franquicia?
La principal es el abaratamiento de la prima anual. Lógicamente, al hacer frente a parte de los gastos derivados de las coberturas, el precio a pagar por la póliza es también menor. Por contra, si estimas que tendrás bastantes problemas durante el periodo contractual, piénsatelo, quizá esta modalidad no sea la más adecuada para ti.