Mi madre siempre ha dicho que, en esta vida, hay que probar de todo. Y si esta frase la aplicamos al mundo del motor, yo soy el primero en ponerme a los mandos de lo que haga falta. Por eso, cuando la directora de Comunicación de Iveco, Sonia Navarro, nos llamó a la redacción para invitarnos a probar ‘algo muy espectacular’, de inmediato la respuesta fue afirmativa.
La presentación traía consigo viajar hasta el Autódromo italiano de Varano, que está ubicado en la provincia de Parma. Justamente al lado se encuentra el Off Road Park Monte Capuccio, un espectacular circuito con 1.500 hectáreas compuesto por una escarpada orografía repleta de montañas, pistas de todo tipo y estado, suelos rocosos, enormes pozos de lodo, vadeos con diferentes profundidades y rampas con infinidad de ángulos y longitudes. Vamos, un auténtico Disney World para los amantes del todoterreno, en el que todo es tan sumamente grande, que te sientes como una hormiguita en mitad del campo. A este lugar tan idílico, nos ha traído Iveco para probar el T-Way, su camión más efectivo en cualquier tipo de terreno, condiciones y circunstancia.
Básicamente, si con un Iveco T-Way no llegas al sitio al que tienes que llegar, cargado con hasta las 50 toneladas que puede transportar, es mejor que desistas, porque no lo harás con ningún otro vehículo. Ponerte a los pies del Iveco T-Way es lo más parecido a estar al lado de un jugador de la NBA. Literalmente, es enorme y sus medidas resultan impresionantes.
La versión que voy a probar es un tracción 8×8, con volquete basculante y motor de 13 litros con 510 CV (como un BMW M3 Competition), pero con la friolera de 2.300 Nm de par. Aquí la potencia no sirve para llevarte rápido y acelerar lo antes posible, sino para tener solvencia a la hora de ir cargado por zonas con mucho desnivel. El cambio automático mediante convertidor de par lo fabrica ZF y dispone de 16 velocidades (también puede llevar uno manual).
Como es habitual en este tipo de vehículos, se puede elegir con varias configuraciones en función de las necesidades del cliente (con hormigonera, plataforma, transporte forestal, quitanieves…), con tracción a dos, tres y cuatro ejes, incluso cabeza tractora o rígida.
Una vez sentado en el asiento del conductor la sensación es la de que puedes gobernar el mundo. La visibilidad es buena salvo hacia la parte trasera, y sorprende la facilidad de manejo de todos sus mandos. Pese a llevar una carga de 32 toneladas sobre el volquete la conducción resulta sencilla, sin apenas inercias.
La primera parte del circuito consiste en una bajada con un desnivel del 28º, donde el T-Way es capaz de descender sin pasar de 5 km/h. Una vez realizada la bajada, el recorrido continúa por una pista con enormes baches, donde el aislamiento y la ausencia de vibraciones que llegan al interior resulta sorprendente. Esto se debe en parte a los cuatro resortes que hacen las veces de amortiguador y sujetan la cabina al chasis.
Entre prueba y prueba aprovecho para hundir el pedal del acelerador y tanto el par como los caballos se dejan notar a modo de respuesta instantánea. Eso sí, se trata de una respuesta perfectamente dosificable para maniobrar con el T-Way, al borde de un barranco, sobre una superficie resbaladiza y cargado al máximo.
El T-Way cuenta con un chasis que dispone de un grosor de 10 mm, algo poco común en este tipo de vehículos. Eso se deja notar en la rigidez torsional que hace que el T-Way parezca un bloque de acero, ya que en ningún momento se perciben torsiones en el chasis ni crujidos en la cabina pese a atravesar una zona de dubbies (agujeros profundos colocados estratégicamente que provocan torsión y la falta de tracción) que ni tan siquiera un Mercedes Clase G sería capaz de superar.
La última prueba antes de finalizar consiste en ascender por una rampa con un 30º de desnivel deteniendo el camión por completo y arrancando prácticamente como si estuviera en una superficie plana. Si te cuentan que un enorme y pesado camión es capaz de hacer esto con tanta suavidad, no te lo crees. Ahora le doy más sentido a la frase de mi madre de que hay que probar de todo.
TECNO
Dentro de los gadgets que puede llevar el T-Way, existe una serie de elementos para mejorar su comportamiento en el hábitat para donde ha sido desarrollado. Por ejemplo, la caja de cambios automática de 16 velocidades, cuenta con varias funciones como la Hill Holder, para arrancar en pendientes pronunciadas; el modo Rocking para mejorar la tracción sobre superficies resbaladizas; y el modo Creep que permite circular a una velocidad ultrabaja.
En carretera, la caja de cambios cuenta con el sistema Hi-Cruise con cambio de marchas predictivo, y función vela para aprovechar las inercias del vehículo.
En cuanto al sistema de tracción, denominado Hi-Traction, utiliza un elemento hidráulico en el eje delantero que se acopla cuando es necesario, como por ejemplo cuando el firme es resbaladizo o dispone de poco agarre. Se puede activar de manera automática o mediante un botón situado en el salpicadero. Respecto al sistema de suspensión trasera, opcionalmente puede llevar unas ballestas multihoja reforzadas para soportar mayor peso.