En su intento de «acelerar la revolución de hidrógeno», el primer ministro nipón, Shinzo Abe, ha destinado un total de más de 300 millones de euros en inversiones de infraestructuras relacionadas con el hidrógeno de aquí a 2020 que será el año en el que se celebren los Juegos Olímpicos.
Así, con la ayuda de Toyota, quien está volcando todos sus esfuerzos para fomentar el hidrógeno como modo de propulsión alternativo, como demuestra el último prototipo presentado, el Mirai (con 500 kilómetros de autonomía), el Gobierno nipón ofrece una ayuda de 22.000 euros para la compra de cada coche de hidrógeno en Tokio.
Este importe representa, en el caso del Mirai, cerca de la mitad de lo que cuesta, alrededor de los 50.000 euros, para el mercado japonés, lo que sin duda ha ayudado a disparar su demanda.
