Con la estrategia ‘Lexus Electrified’, la firma nipona continúa su camino hacia la electrificación. Recientemente, en el Salón del Tokio, presentó el prototipo futurista LF-30 con el que mostró hacia donde irá la marca japonesa en términos de diseño, rendimiento y tecnología. En este sentido, Lexus ha presentado una tecnología central de Lexus Electrified denominada DIRECT4. Se trata de un sistema de tracción eléctrico diseñado para sus vehículos eléctricos con batería y eléctricos híbridos de nueva generación.
Así, DIRECT4 controla con la entrega de par desde los motores eléctricos delanteros y traseros y la fuerza de frenado en las cuatro ruedas. Al ajustar automáticamente el equilibrio entre la tracción a las ruedas delanteras y traseras, el sistema adapta las condiciones de conducción a las intenciones del conductor, cambiando el tacto de la conducción y confiriendo al vehículo la mejor postura de conducción posible. El sistema se vale de un eje eléctrico delante y otro detrás, cada uno de ellos con un motor eléctrico de par elevado y un transeje, para optimizar la distribución de la fuerza de transmisión. Como el motor está conectado directamente a las ruedas por medio de un único eje de transmisión, funciona sin desfase alguno.
Su funcionamiento, como explica Takashi Watanabe, ingeniero jefe de ‘Lexus Electrified’, es intuitivo y muy ágil, de manera que el conductor tiene la sensación de estar conectado de verdad con el vehículo. Además, ofrece un equilibrio ideal entre predictibilidad y emoción, con una potente aceleración lineal y un estimulante comportamiento en las curvas.
Durante el desarrollo de DIRECT4, Lexus ha contado con su experiencia sin igual en tecnologías de vehículos electrificados. Esa especialización respalda el desarrollo de la ‘Lexus Driving Signature’ -conducción característica de Lexus-, que busca proporcionar a los conductores un tacto de conducción natural, una sensación de unidad con el vehículo, y el verdadero confort que emana de la confianza, en un vehículo diseñado a conciencia, con el equilibrio perfecto de emoción y predictibilidad.