La respuesta de Aston Martin no se ha hecho esperar, achacando el fallo a «un material plástico que no se corresponde con las especificaciones de diseño de Aston Martin«. La marca asegura que, en el caso de que el acelerador se rompiera, el motor se quedaría al ralentí y el vehículo se acabaría deteniendo. También ha añadido que «las partes rotas habían sido sometidas a un uso intensivo». Paralelamente, Aston Martin ha llamado a revisión a otras 70 unidades en Canadá. En caso de detectarse el defecto, el servicio oficial pasaría a sustituir el brazo del pedal del acelerador, una operación que lleva quince minutos según la compañía.
Aston Martin ha confirmado que el primer fallo del acelerador se produjo durante una presentación para periodistas europeos. A continuación, la dirección de tráfico estadounidense -la NHTSA– denunció la situación y comenzó la llamada a revisión a nivel mundial.