Un mantenimiento adecuado del coche podría ahorrarte 2.000 euros en Semana Santa

La falta de un mantenimiento continuo y el aplazar reparaciones pueden obligarnos a hacer un desembolso repentino de 2.000 euros, e incluso superior al producirse otras averías. La escobilla del limpiaparabrisas que no limpia o el nivel de aceite que no se mira pueden estropearte las vacaciones de Semana Santa.


Durante el mes de marzo de 2014, más de un 30% de los coches siniestrados tenían los neumáticos en mal estado y en un 12% de los casos el sistema de frenos no funcionaba correctamente. Lo que es más preocupante: la mayoría de los conductores accidentados desconoce las revisiones que hay que hacer al coche y uno de cada seis conductores retrasa las citas al taller en más de seis meses.

No realizar un mantenimiento continuo y aplazar las reparaciones nos puede salir muy caro, no solo por tener que hacer un desembolso elevado de forma repentina que puede superar los 2.000 euros, sino porque el gasto puede resultar aún más elevado a causa de otras averías que se produzcan por el mal estado del vehículo. Para evitar males mayores para nuestra salud y también para nuestros bolsillos, Zaimo, la plataforma de créditos online flexibles, recomienda ser previsores estas vacaciones y tener en cuenta las siguientes consideraciones antes de meter el equipaje en el coche:

1. Cambio de neumáticos: Junto a los frenos y la suspensión, los neumáticos son uno de los elementos del coche más relacionados con la seguridad, aunque también de los más ignorados. Un 26% de los conductores que sufren accidentes comprueba el estado de los mismos una vez al año, el 23% solo cuando lo lleva al taller, y un 17% cuando pasan la revisión o realizan un viaje largo, según datos de la Dirección General de Tráfico. Renovar los cuatro neumáticos supone un coste aproximado de 300 euros, dependiendo del vehículo, y se debe hacer cada 40.000 o 50.000 kilómetros. Llevar neumáticos con una presión inadecuada afecta al comportamiento del vehículo, sobre todo al trazar curvas o frenar, y también puede provocar reventones de ruedas o que la llanta se desprenda del neumático. Además del riesgo físico que supone, puede conllevar un gasto importante incluso aunque no se produzca un accidente. Conducir con neumáticos con baja presión aumenta el consumo de combustible y reduce su vida útil de forma significativa. Por otra parte, controlar el nivel de desgaste de los neumáticos también nos ayuda a detectar a tiempo problemas en la dirección del vehículo.

2. Revisión de la suspensión: Pese a ser fundamental para la seguridad del coche y de sus ocupantes, un 31% de los conductores la revisa solo al pasar la ITV, mientras que el 5% no lo hace nunca. Una suspensión en mal estado aumenta el riesgo de perder el control del coche y hace que se incremente la distancia de frenado considerablemente. El cambio de los amortiguadores es de aproximadamente 300 euros dependiendo del modelo. No obstante, su deterioro repercutirá de forma directa a nuestros bolsillos al tener que cambiar los neumáticos con más frecuencia. Aunque depende de la conducción y estado de las carreteras, se suele recomendar revisar la suspensión cada 20.000 kilómetros y cambiarla cada 50.000.

3. Estado de los frenos: El deterioro de los frenos es difícil de detectar ya que se produce poco a poco. El desgaste de los componentes que influyen en el sistema de frenado depende mucho de la conducción que realice cada uno, pero por lo general se recomienda una revisión al menos una vez al año. La realidad es bien diferente. El 37% de los conductores reconoce revisar el líquido de frenos solo cuando lleva el coche al taller por otros motivos, mientras que un 24% lo hace únicamente cuando el indicador avisa de la anomalía y puede ser demasiado tarde. Cambiar los frenos puede costar entre 200 y 250 euros según la región y modelo de coche.

4. Comprobación de los niveles: Mantener los niveles adecuados de aceite y líquido de la refrigeración es esencial para evitar que las piezas del motor sufran un desgaste excesivo. Aunque se recomienda vigilar los niveles de aceite una vez al mes, el 37% lo hace una vez al año. También se debe comprobar mensualmente (o cuando llueve) el líquido del limpiaparabrisas y el estado de las escobillas, aunque aproximadamente un tercio de los conductores reconocen preocuparse solo cuando el coche pasa por el taller. El presupuesto para este apartado puede sobrepasar los 100 euros.

5. Atención a los filtros: Los diferentes filtros que lleva el vehículo, de aire, combustible y aceite, están diseñados para garantizar un funcionamiento correcto del motor. El coste de su renovación asciende a 250 euros en total y mantenerlos en mal estado puede provocar averías en el coche y gastos de combustible elevados.

6. Estado de los faros: Supervisar el correcto funcionamiento y alineamiento de las luces y mantenerlas limpias es muy importante para ver y ser vistos en la carretera, especialmente durante la noche y cuando la meteorología es adversa. Se trata de una comprobación que deberíamos hacer de forma rutinaria, pero cerca de un 30% de los conductores reconoce que solo lo miran al acudir a un taller, con el consiguiente riesgo de sufrir un accidente. El cambio de las luces delanteras y traseras puede salir aproximadamente por 100 euros, dependiendo del modelo y lugar.

Además de estos elementos, también hay que prestar atención a la correa de distribución, cuyo coste es elevado (entre 200 y 400 euros), pero que si no se cambia dentro de los plazos recomendados por el fabricante puede acabar provocando averías graves de motor. El tubo de escape es otra de las piezas a la que algunos conductores reconocen no prestar ninguna atención. Su coste varía dependiendo del coche y del tipo de tubo de escape, pero un modelo medio supone aproximadamente 150 euros. El funcionamiento inadecuado del tubo de escape y los catalizadores puede poner en peligro nuestra salud física, aumentando el riesgo de incendio del vehículo e incluso de sufrir asfixia o intoxicación en lugares cerrados. La batería (100 euros) también es la gran olvidada hasta que es demasiado tarde. Y si falla en el momento menos oportuno, correremos el riesgo de perder parte de las vacaciones en las que hemos invertido tanto tiempo y dinero.

“La previsión es un factor esencial tanto a la hora de gestionar nuestras finanzas como de planificar unas vacaciones. Esto es especialmente importante en el caso del mantenimiento de nuestro coche, que ya de por sí resulta una partida importante de nuestro presupuesto como para incurrir en desembolsos imprevistos por no efectuar las reparaciones necesarias a tiempo”, ha comentado Eduardo Marín, country manager de Zaimo en España.

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