Coger el coche en el centro de una ciudad como Madrid tiene, en gran cantidad de ocasiones, el mismo resultado: un atasco. Ante la pérdida de tiempo que éstos suponen, hay conductores optan por cruzar semáforos cuando se ha iluminado ya la luz ámbar, algo que ha supuesto que muchos de ellos se hayan llevado una multa por acabar cruzando el semáforo en rojo. Las encargadas de vigilar este tipo de acciones son las cámaras de semáforo, de las cuales hay ya 26 unidades repartidas por la capital de España.
El inicio de su funcionamiento tuvo lugar hace aproximadamente diez años, pero ha sido en este mismo 2016 cuando se ha intensificado el control, instalando seis nuevas cámaras. Además, el 26 de septiembre se espera la puesta en marcha de otras nueve, que ya están instaladas, mientras que en un futuro podrían seguirle otras siete nuevas, haciendo un total de 42. Su misión es simple: tomar una fotografía de todos los coches que crucen el semáforo en rojo. El crecimiento de las sanciones ha sido, lógicamente, proporcional al incremento del control mediante nuevas cámaras -también denominadas radares fotorrojo-.
Teniendo en cuenta únicamente el pasado mes de febrero, que es cuando se instalaron las seis nuevas cámaras, el Ayuntamiento de Madrid sancionó a 124 conductores, por los 46 de enero -casi el triple-. Entre enero y mayo, por su parte, el incremento fue de 118% comparado con el mismo período del año anterior; es decir, tan solo en los primeros cinco meses de 2016 ya se ha superado la totalidad de las multas -cuya sanción es de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet al ser una falta grave- impuestas en 2015 por este motivo.
En cuanto a las tres cámaras que más multan, son la del cruce de José Abascal con Santa Engracia, la del de Cea Bermúdez con Vallehermoso y la del de la calle Alcalá con San Romualdo. Entre las tres acumulan un total de 5.462 multas en tan solo cuatro meses.
Pero, ¿son legales?
El pasado mes de noviembre de 2015 este tipo de radares fueron declarados ilegales. Y es que, según la Asociación Europea de Automovilistas -AEA-, éstos no están sometidos a los mismos controles que los demás radares y las fotografías que toman no tienen la suficiente claridad -cada cámara hace cinco diferentes para distinguir la marca, el modelo, el color y la matrícula del coche-.