Era el Porsche más esperado del año. Es uno de esos modelos difícilmente descriptibles con palabras. O, al menos, sin recurrir a palabras malsonantes. El Porsche 911 GT3 RS, que ya va por su sexta generación (la primera se basó en la generación 996.2 y se lanzó en 2003), es una versión más radical del 911 GT3. Se orienta a un uso más habitual en circuito, donde muestra algunas cualidades propias de un coche de competición. Es tan ‘de carreras’, que este 911 GT3 RS es ya de serie una sensacional base para crear un coche de competición.
Las modificaciones que aporta el 911 GT3 RS respecto al GT3 se centran en tres áreas: motor-transmisión, aerodinámica y chasis. Pero es en la aerodinámica y en el chasis donde Porsche ha puesto el foco. A fin de cuentas, a nivel de motor poco se puede mejoras sobre el bloque bóxer 4.0 atmosférico del GT3, que pasa de 510 a 525 CV en esta versión RS gracias a nuevos perfiles de leva y a que la potencia máxima llega 100 rpm más tarde: a 8.500 rpm.
También los desarrollos de la transmisión PDK de siete velocidades se han modificado, acortándolos. Eso explica que acelere de 0 a 100 km/h en sólo 3,2 segundos (0,2 segundos más rápido que el GT3), pero que su velocidad punta sea menor: 296 km/h frente a 318 km/h. Esta merma en la velocidad máxima también se debe en parte al agresivo kit aerodinámico del RS que, según la marca, puede generar una carga aerodinámica de 409 kg a 200 km/h y de nada menos que 860 kg a 285 km/h.
Según Porsche, la carga aerodinámica llega a triplicar la disponible en el GT3 normal y a duplicar la que había en la anterior generación del GT3 RS. Además, para alcanzar la máxima velocidad del vehículo, el alerón trasero tiene una función DRS (Drag Reduction System) en la que las láminas se colocan en la posición idónea para proporcionar la menor resistencia posible al paso del aire.
Hablando de aerodinámica, que es el principal campo de trabajo en el RS (hasta los brazos de suspensión delanteros se han modificado buscando favorecerla), todo gira en torno al imponente alerón, tan grande que ocupa todo el ancho del coche y es más alto que el propio techo del vehículo. Además es activo, con dos láminas que pueden modificar su ángulo de incidencia. También hay un par de alerones móviles en la parte frontal, que han encontrado hueco gracias a la eliminación de los tres radiadores del GT3, que son sustituidos por uno solo, de grandes dimensiones, ubicado en la parte central y anulando el maletero del 911.
Dichos alerones también ayudan en las fuertes frenadas actuando como aerofreno. Y, hablando de frenos, en el RS los carbocerámicos son opcionales. Mención aparte merece su impresionante suspensión, un poco más dura que la del GT3 y totalmente ajustable. Desde el interfaz del vehículo, el conductor puede ajustar los valores de compresión y rebote de los amortiguadores de forma independiente, pero además también los delanteros y los traseros por separado. Todo para maximizar las capacidades de este coche en circuito.
La carrocería es 48 mm más ancha que la del GT3 en parte por el ensanchamiento de la vía delantera en 29 mm, pero aparte la carrocería es distinta. Las puertas son específicas (alargan la canalización aerodinámica de las aletas delanteras) y el capó cuenta con dos extractores para el radiador. El coche pesa unos contenidos 1.525 kg gracias en parte al empleo de plástico reforzado con fibra de carbono en capó, aletas, puertas, techo y estructura de los asientos. El paquete Clubsport añade, sin coste, arneses de competición y jaula trasera de acero.
También está el ambicioso paquete Weissach (ese sí que hay que pagarlo: 36.313 euros sin jaula o 41.512 euros con jaula), que posiciona al GT3 RS a un nivel de competitividad que raya en lo absurdo para un coche de calle: jaula trasera de carbono, barras de acoplamiento traseras y estabilizadoras delanteras y traseras en plástico reforzado con fibra de carbono, llantas de magnesio forjadas y empleo de carbono a la vista en multitud de elementos como el capó, el techo, los retrovisores o la parte móvil del alerón.
El precio del 911 GT3 RS es de 265.404 euros, lo que supone un desembolso de 58.591 euros más que en el caso de comprar el GT3 ‘a secas’. Es mucho dinero, pero también es cierto que la versión RS es lo más de lo más, y eso se traduce en cosas buenas tanto en la experiencia de conducción como en la depreciación del automóvil.