Cuando uno viaja al extranjero siempre agradece ver cosas de la que considera su tierra, y eso le debe pasar al Papa Francisco en sus viajes fuera de Italia. Para ejemplificarlo, ha elegido como primer coche en su visita a los Estados Unidos un simpático Fiat 500L.
El contraste con los numerosos y enormes Chevrolet Suburban que le escoltaban dejaban al pequeño italiano en una posición algo cómica. De hecho, los periodistas encargados de cubrir la noticia llegaron a tildar al Fiat de «coche de Mr. Bean».
Además, la cultura norteamericana entiende coches de grandes dimensiones como los que le rodeaban, con grandes y gastones motores, todo lo contrario al escogido por el Sumo Pontífice, al que indudablemente estas acciones le ayudan a mostrarse más cercano, amable y terrenal que su predecesor.