Aquella primera edición del rally ideado por Thierry Sabine planteaba una clasificación única en la que motos, coches y camiones competían todos contra todos. El primero en llegar a Dakar fue Cyril Neveu con una Yamaha –luego sumaría otros tres triunfos a su palmarés–, tras él llegaron Hemry Comte, con una Yamaha, y Phillippe Vasaard, con una Honda.
Tras ellos el primer vehículo de cuatro ruedas fue un Range Rover prácticamente de serie pilotado por el francés Alain Genestier acompañado de Joseph Terbiaut (copiloto) y Jean Lemordant, como mecánico (en las primeras ediciones del Dakar era habitual que las tripulaciones de coches estuvieran compuestas por tres integrantes: piloto, copi y mecánico); ambos también franceses.
Por aquella época Genestier llevaba varios años viviendo en Costa de Marfil por motivos profesionales; era supervisor de obra de una empresa francesa dedicada a la instalación de tendido eléctrico en aquellos países. Esto le obligaba a recorrer más de 100.000 kilómetros al año por las pistas africanas, lo que sirvió para tener un gran conocimiento del terreno y la técnica de conducción en pistas que de tanta utilidad le sería en el Dakar.

Además de acumular experiencia en su trabajo, Genestier también tenía una pasión: el automovilismo.De forma que participaba habitualmente en algunos rallyes locales, especialmente el Rally Bandama de Costa de Marfil creado por Jean Claude Bertrand. Corría con un amigo suyo mecánico que vivía en Francia, Jean Lemordant. Los vehículos que utiliza son, en su mayoría, Datsun 240 Z o 260 Z y su estilo de conducción y regularidad le llevan a lograr muy buenos resultados, como el 8º scratch del Rally Bandama en 1976 a bordo de un Peugeot 504 prácticamente de serie.
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Dados sus buenos resultados y la buena relación con Bertrand, se inscribió para tomar parte en el proyecto 5×5 que el organizador francés quería poner en marcha y que consistía en celebrar un rally en cada continente. Genestier consiguió convencer a su jefe, Joseph Terbiaut, para que le patrocinara y, de paso, le hiciera de copiloto. Así que compraron un Range Rover V8 de segunda mano en Francia y la preparación corrió a cargo de Lemordant, que regentaba un taller cerca de París especializado en Austin Mini.
La preparación, bastante sencilla, incluía tres asientos, un tanque de combustible adicional y un cabrestante en la parte delantera que luego apenas fue usado. La mecánica se mantuvo de serie.

Al Dakar de rebote
El proyecto del 5/5 de Bertrand no se pudo llevar a cabo y, como muchos otros, Genestier y su tripulación tuvieron que buscar una alternativa y esta fue el nuevo rally París-Dakar que ponía en marcha un tal Thierry Sabine, que se había quedado fascinado con África tras participar en el Abiyán-Niza de Jean Claude Bertrand pocos años antes.
Rápidamente, el Range que se encontraba en Costa de Marfil, es embarcado rumbo a Francia para poder tomar la salida. La tripulación se enfrentaba a la carrera como amateurs, sin ningún tipo de estructura de asistencia y con los pocos recambios que podían transportar en el coche. Así las cosas, se celebró el prólogo en Montlhèry, con unas condiciones climatológicas muy adversas y una gran lluvia que hizo que el Range Rover 162 se fuera hasta la posición 80.ª de la general.

Cuando la carrera llegó a territorio africano Genestier hizo valer toda su experiencia y conocimiento del medio para remontar posiciones de manera espectacular. Esta experiencia no se refería solo al conocimiento de las pistas, las técnicas de conducción sobre ellas o sobre arena, sino que incluía el conocimiento del tráfico rodado en África y, sobre todo, el conocimiento de las costumbres de la población local para conseguir ayuda, negociar o, incluso, comerciar. Asimismo, supo sacar el máximo partido al Range Rover, sin castigar la mecánica.
Durante la primera especial en Argelia el Range 162 subió nada menos que 50 posiciones en la general; sexto coche en In-Salah, primero en In-Guezzam y quinto en Arlit. Y de manera sorprendente, el 3 de enero el Range de Genestier, Tirbaut y Lemordant estaba en la cabeza la clasificación general absoluta por delante de las motos, aunque esta alegría duró poco, ya que al día siguiente sufrirían el mayor contratiempo del rally.
Esto es África; hay que pagar
Durante la etapa Arlit-Agadez atraviesan una pista cubierta de fech-fech y en un momento dado, los dos ejes del Range se quedaron colgados de dos grandes surcos. Después de hacer unos infructuosos intentos con el cabrestante (rápidamente abortados), decidieron romper los 300 metros de pista que tenían por delante, para lo cual necesitaban una pala. Pero resulta que entre los recambios y herramientas que llevaban a bordo no se encontraba la pala.

¿Solución? Comprar la pala a los aldeanos cercanos que, curiosamente, se la vendieron sin mango, antes de que, tras unas arduas negociaciones este apareciera milagrosamente. Este contratiempo les hizo terminar la etapa en la posición 44 (10.ª entre los coches) lo que les permitía seguir siendo el primer coche en la clasificación; esta vez ya superados por varias motos.
El resto del rally fue más tranquilo, gracias a la gestión “al estilo africano” que hicieron del mismo. Debido a su lugar en la clasificación, salían delante y podían finalizar las etapas todavía de día. Nunca se perdieron, no tuvieron averías graves y terminaron regularmente entre los tres primeros en casi todas las etapas. Esto les permitió descansar y comer en los campamentos y dedicar tiempo a revisar el vehículo. Sin embargo, aún tendrían un último susto al llegar a Senegal e intentar vadear un río con más caudal del que habían calculado a priori, lo que les obligó a usar el cabrestante.
El piloto achacó este buen resultado a su conocimiento de África y a una conducción inteligente, yendo a fondo cuando era posible y siendo cauto para evitar dañar el vehículo. Este fue el único Dakar en el que participó Genestier, al igual que Terbiaut, que fue destinado a Sudamérica por motivos laborales y se llevó el Range (total, lo había pagado él). Lemordant participó de nuevo en 1983 y 1984, también en Range Rover, aunque con resultados mucho más discretos (84.º y abandono, respectivamente).
A pesar de no volver a participar en el Dakar, Genestier siguió tomando parte en algunos rallyes en Francia y también se marchó varias veces a África para hacer incursiones 4×4 y quitarse el gusanillo.

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