Ya está a la venta la cuarta generación del Octavia, un coche disponible con carrocería berlina y familiar, denominada Combi, y con dos motores diésel 2.0 TDI de 115 y 150 CV y un gasolina de 150 CV también.
En breve llegará el motor 1.0 TSI de 110 CV y, ya en septiembre, lo harán el 1.0 TSI 110 y 1.5 TSI 150 michohibridados y con etiqueta Eco de la DGT, el 1.5 TGI G-TEC de 130 CV (también Eco), el 2.0 TSI de 190 CV, los 1.4 TSI híbridos enchufables de 204 y 245 CV (los dos con etiqueta Cero), un 2.0 TSI de 245 CV y un 2.0 TDI de 200 CV (estos tres últimos, para las versiones RS). En ese mes también llegará la versión Scout de aspecto campero.
De momento, hemos tenido ocasión de probar el Octavia con carrocería Combi y con los dos motores de 150 CV, el 2.0 TDI DSG y el 1.5 TSI con cambio manual.
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Cómo es y qué ha cambiado
El diseño ha cambiado por completo, pero las dimensiones son similares. De hecho, el berlina sólo ha crecido un cm respecto al anterior (ahora, 4,68 metros), mientras que el Combi lo hace en dos.
El Octavia de cuarta generación sigue empleando la plataforma MQB, evolucionada como es lógico cuando aparece una nueva generación. Por eso, y como veremos más adelante, las sensaciones de conducciones son muy similares. Empelar esta plataforma también el permite ofrecer diferentes tipos de electrificación así como lo último en sistemas de seguridad del Grupo Volkswagen.
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En el interior es donde más cambios se aprecian, siempre que nos refiramos al puesto de conducción y al salpicadero. Porque, en términos de espacio, el Octavia se mantiene igual: sigue siendo una referencia. Con un maletero de 600 litros en la versión berlina y 640 litros en la Combi y multitud de dispositivos para separar y sujetar la carga, el Octavia sigue siendo una referencia en estas lides. Las plazas traseras destacan por espacio para las piernas, si bien sus mediciones en altura y anchura ya son más normalitas, sin ser en absoluto malas.
Pero es en el salpicadero donde están las mayores diferencias. La instrumentación es digital y configurable, y la consola central queda comandada por una pantalla táctil desde la que se maneja la mayoría de las cosas. Hay algunos botones justo debajo de ellas para acceder más rápido a los menús pero, en general, seguimos prefiriendo los clásicos botones.
No cambia la postura de conducción, que sigue siendo muy buena, ni la visibilidad, que también es similar a la de cualquier otro coche de este estilo. Por calidad, las pantallas generan un clima de modernidad y tecnología grande, y cuesta encontrar diferencias con sus primos, el VW Golf y el Seat León. Sí es cierto que, en las zonas menos vistas, hay plástico duro que podría tener mejor tacto pero, en general, los ajustes son muy buenos, todo está bien rematado, el asilamiento acústico está logrado y no se aprecian ruidos de desajustes ni nada similar
Cómo va
En cuanto a comportamiento, el Octavia sigue siendo un coche muy noble y fácil de conducir, ideal para largos viajes por cualquier tipo de carretera. Las dos unidades que hemos probado contaban con la suspensión adaptativa opcional, que como novedad ha pasado a ofrecer 15 puntos de regulación en vez de los tres que tenía la anterior. En la práctica, las 10 primeras son muy blandas, tanto que las más suaves no tienen demasiado sentido. Frente a un Golf o un León con esta misma suspensión, la del Octavia tiene unos tarados siempre más suaves. En los más duros contiene bien los movimientos de la carrocería, pero ni siquiera en ellos llega a ser tan dura como los modos más extremos de sus primos. Y, sinceramente, tampoco creemos que sea un problema para un modelo de carácter más familiar como es este Octavia.
¿Diésel o gasolina?
Empezando por el 1.5 TSI de 150 CV con cambio manual, es un motor que destaca por refinamiento y por ofrecer una buena respuesta en toda su gama de revoluciones. A ritmos normales y por carretera, el consumo puede ser muy razonable, y en nuestra breve toma de contacto se movió entre los 6,5 y los 7 L/100 km, que está muy bien para un coche de estas características. Tan sólo hemos echado en falta un poco más de rabia en la zona alta del cuentavueltas.
Esta unidad iba asociada al cambio manual de seis marchas, que tiene un tacto suave y agradable y que permite utilizarlos con mucha precisión. Tiene unos desarrollos tirando a largos para favorecer el consumo, algo típico hoy día en todos los modelos. Este motor es una opción ideal para quien no vaya a recorrer más de unos 12.000 km al año y que realice principalmente trayectos cortos.
En cuanto al 2.0 TDI 150, es un motor más contundente que el 1.5 TSI y, aunque es un poco más ruidoso, su resultado en términos de refinamiento es satisfactorio. Además, es muy bueno por consumo: lo habitual es moverse en medias de entre 5,5 y 6 L/100 km. Es la opción más interesante si vamos a realizar más de 15.000 km al año y trayectos más bien largos, con poca ciudad.
¿Por qué es más caro?
El Octavia arranca en los 22.100 euros de la versión 1.0 TSI Ambition, cuando la versión equivalente de su antecesor rondaba los 19.500 euros. Aquí puedes ver los precios del Octavia berlina y del Octavia Combi. Esta subida se debe a varios motivos: primero, el encarecimiento de los coches por la Ley de los 95 gramos. Segundo, por el aumento en tecnología del Octavia. Y, tercero, porque en general el nuevo Octavia sí transmite la sensación de estar ante más coche que su antecesor.
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