Toyota está inmersa en un proyecto de investigación único conocido como el Proyecto Nave Nodriza, donde investigadores se dedican a la singular tarea de volar cometas con una envergadura de ocho metros. Este proyecto, según los expertos, tiene el potencial de convertirse en una futura fuente de energía.
El concepto central de esta iniciativa implica elevar cometas a grandes altitudes y conectarlas a generadores eléctricos terrestres mediante fibra de alta resistencia para generar energía. Para superar los desafíos relacionados con el peso de las cometas, el equipo ha recibido asistencia de empresas especializadas en tejidos avanzados y recubrimientos de resina.
La peculiar escena de esta investigación se desarrolla en un extenso campo de deportes en Iwata, prefectura de Shizuoka, que sirve como terreno de pruebas para el Proyecto Nave Nodriza. Este proyecto cuenta con el respaldo de desarrolladores de motores de aviones certificados en los Estados Unidos, quienes anteriormente formaban parte de Toyota.

Motivados por la necesidad de abordar la dependencia energética de Japón y las limitaciones de fuentes renovables en terrenos montañosos, el equipo del Proyecto Nave Nodriza de Toyota se propuso explorar nuevas fronteras, respaldándose en fundamentos sólidos. La premisa fundamental es generar electricidad enviando cometas a altitudes significativas, aprovechando la corriente en chorro del oeste.
Inicio investigación Toyota
El inicio de esta investigación se remonta a 2018, con la audaz idea de «minar» la corriente en chorro del oeste sobre Japón. Según explica Itakura, un antiguo estudiante de ingeniería aeronáutica, esta corriente en chorro sobre Japón tiene la velocidad media del viento más alta del mundo.
En la fase actual, el equipo liderado por Itakura se encuentra perfeccionando la tecnología de control de actitud, crucial para mantener las cometas en el aire independientemente de las condiciones meteorológicas y del viento.
Después de superar diversos obstáculos, el equipo ha logrado un vuelo estable a velocidades de viento de 30 m/s, superando incluso a drones y dirigibles. En 2020, la cometa alcanzó por primera vez los 1.000 metros de altitud, marcando un hito celebrado entusiastamente por el equipo. Desde entonces, se han llevado a cabo pruebas adicionales, incluyendo vuelos nocturnos, para demostrar la viabilidad de esta innovadora fuente de energía.

Itakura realizó una visita a la ciudad de Kosai, Shizuoka, cuna del fundador del Grupo Toyota, Sakichi Toyoda. Sakichi, conocido por su destreza en volar cometas durante la infancia, inspiró el mecanismo de parada automática de sus telares automáticos basándose en la sensación de sostener una cometa rota. Durante la visita al Ayuntamiento de Kosai, Itakura descubrió una cometa exhibida, similar a las de Sakichi, replicada a partir de documentos originales.
Los residentes de Kosai incorporan el vuelo de cometas en su vida diaria, aprovechando los vientos del mar de Enshu. Itakura, respaldado por el ayuntamiento, presentó su creación a los niños locales cuando el proyecto parecía concluir. El apoyo entusiasta fue crucial para Itakura y su equipo.
Más allá de la generación de energía, el proyecto tiene amplio potencial. Itakura visualiza aplicaciones en vehículos voladores para áreas montañosas o islas remotas. También sugiere «granjas flotantes» mediante cometas más grandes y aborda desafíos médicos, como evacuaciones en islas remotas.
El siguiente objetivo es volar a 5.000 metros durante ocho días, con aplicaciones que van desde meteorología hasta comunicaciones. Itakura destaca el uso meteorológico, mejorando la predicción de precipitaciones. El proyecto, respaldado por Toyota, ha atraído colaboradores, ampliando sus perspectivas. Estaremos atentos a sus futuros esfuerzos innovadores.
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