El BMW 120d es la versión diésel más potente de la gama BMW Serie 1, la cual se compone, al menos a día de hoy, de dos motorizaciones de gasóleo y dos de gasolina.
El BMW 120d emplea un motor 2.0 turbodiésel de 150 CV que se acopla a un motorcillo eléctrico de 20 CV, dando como resultado un máximo de 163 CV. Anda lo suficiente y consume realmente poco. Y puede cubrir largas distancias. Por eso lo de «qué buenos recuerdos del diésel».
Porque probar este coche, que emplea el denostado diésel cada vez menos común, me ha traído buenos recuerdos de épocas pasadas. Con el 120d, al que le caben 49 litros de gasóleo en su depósito, puedes hacer 1.000 km por tanque en uso real y conducción tranquila.
Y, aunque esto no lo debería decir, puedes ir a toda pastilla, a prácticamente todo lo que da, visualizando un consumo de 8 o 9 L/100 km, cosa al alcance de muy pocos coches. Si no, en condiciones normales, rondar los 5,0 L/100 km de consumo, o incluso algunas décimas menos, es tremendamente fácil.
Luego dentro las sensaciones son en cambio un poco agridulces. No por las calidades, que son francamente buenas allá por donde mires, sino porque en esta generación F70 se han quitado muchos botones mecánicos respecto a la anterior.
Ahora manejar casi cualquier cosa requiere toquetear la pantalla táctil, cuando antes se podía hacer de una manera mucho más rápida, cómoda, segura e intuitiva. Pero en fin…
Hay unas plazas traseras aceptables (nunca el BMW Serie 1 ha destacado en esto ni siquiera cuando pasó de propulsión trasera a tracción delantera) y un maletero de 380 litros de capacidad que en el 120d se queda en 300 litros debido al emplazamiento de la batería de alta tensión.
En marcha, por motor es sobresaliente, con buen rendimiento en toda la gama de revoluciones, poco ruido y vibraciones y un consumo que, como decíamos, es muy bajo.
Menos brilla la caja de cambio de doble embrague, que lo hace muy bien en marcha pero no tanto maniobrando, donde ajustar el avance es complicado porque entre la caja y la ‘ayuda’ al aparcamiento, se hace algo brusco.
Aun con esas es un coche agradable de conducir. De los que no tienen asistentes muy pesados (y además son fáciles de quitar si es lo que deseas) y de los que gozan de autonomías por depósito que casi parecen de otra época.
Y a nivel de chasis es ágil y tiene una suspensión durita que le sienta genial, aunque la que lleva este 120d no es la de serie, sino la adaptativa deportiva que se incluye en el paquete M Sport. También la dirección es buena, con una asistencia correcta y un aceptable grado de sensibilidad para ser electrónica.
¿Y su precio? Pues 40.800 euros para empezar a hablar, cifra que se acerca peligrosamente a los 50.000 euros si dejas el coche tan chulo y equipado como ves en estas imágenes. Es caro de narices sí, pero ciertamente es un producto muy competitivo, de eso no nos cabe duda.
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