Prueba del Mazda MX-5 2.0 Sakura

25. Esos son los años que el icónico Mazda MX-5 lleva en el mercado. Y, durante todos esos años, sólo han existido tres generaciones, todas ellas respetando los aspectos de conducción más puros.


¿Cuándo piensas en la palabra roadster te viene a la cabeza rápidamente un MX-5? Tienes motivos para ello, pues es el roadster más vendido del mundo, con más de un millón de unidades.
Actualmente, el MX-5 respeta el aspecto que tenía su predecesor de 1989, así como todos y cada uno de sus pilares: dos plazas, tamaño contenido, motores atmosféricos capaces de llegar a altos regímenes de revoluciones, un excelente y durito cambio manual y propulsión trasera. En 2015 llegará la cuarta generación, pero la actual, aunque lleve en el mercado más de 8 años, sigue enamorando a su conductor.
Es un coche incómodo, pequeño por dentro, con un maletero ridículo -150 litros- y con una calidad razonable pero que no es ´para tirar cohetes´ –con plásticos duros, aunque de tacto agradable y correctos ajustes-. Aun así, es uno de los mejores coches deportivos que existen, al menos si por ello entendemos puro, auténtico y extremadamente divertido.
Se vende asociado a un motor 1.8 de 126 CV y a un 2.0 de 160 CV. Este último es el que vamos a probar y, afortunadamente, en su versión con caja manual –la verdaderamente buena-. Abro la puerta, quito el techo –es metálico y se retira de forma eléctrica en unos 10 segundos, aunque para ello debe estar el coche parado– y observo el interior. Todo es pequeño, tanto que la pantalla central con navegador de sólo 6,1″ –de serie en esta versión, al igual que la tapicería de cuero– parece muy grande. Para arrancar hay que introducir la clásica llave en el contacto y, al girarla, un sonido áspero y sugerente retumba por detrás. El volante no se regula en profundidad, pero la postura de conducción es muy buena. Vas sentado bajito, los asientos agarran bien, los pedales metálicos tienen un tacto exquisito y ya no digamos la palanca de cambio, todo un ejemplo de cómo debe ser el cambio de un deportivo: duro, de recorridos cortos y muy eficaz. Además, la transmisión cuenta con la ayuda de un oportuno diferencial autoblocante que permite transmitir los 160 CV al suelo con eficacia.


Engrano la primera velocidad e inicio la marcha. Es un coche que te incita a ir rápido, por qué no reconocerlo, así que vamos a ello. En carreteras de curvas se comporta de forma muy divertida y exigente con su conductor. Además, el motor lo entrega ‘todo’ a partir de 4.500 rpm, por lo que llevarlo entre ese régimen y el corte –que está en más de 7.000 rpm – resulta muy emocionante. Comprobar que acelera de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos, también. Tratar con la ruda palanca de cambio es otra de las cosas que ‘engancha’. La dirección podría ser un poco más directa pero resulta muy precisa y transmite con nitidez lo que sucede bajo las ruedas delanteras. Lo que sí resulta mejorable es la suspensión trasera, demasiado blanda, aunque seguramente Mazda haya optado por instalarla para dotar al coche de un equilibrio razonable y una mayor facilidad de conducción, recordemos que estamos hablando de un coche que brilla por su ligereza: 1.165 kg. Aun con todo, filtras las irregularidades con suficiencia, pero cuando comienzas a tratar con inercias fuertes, la carrocería inclina bastante, sobre todo por su parte posterior.

Acostumbrarse a las paticulares reacciones del chasis del MX-5 requiere un tiempo pero, cuando lo logras y, sobre todo, cuando confías en él, vas rapidísimo y continuamente con una sonrisa en la cara y una dosis de tensión razonable. Curva tras curva, aceleras antes e, incluso, comienzas a dibujar derrapadas controladas con el eje trasero. Por otro lado, el consumo no es para nada disparatado, pues en conducción normal es fácil rondar los 8 l/100 km, lo cual está muy bien para un coche así.

Sí, tal y como sospechas, el Mazda MX-5 es todo emociones. Es, probablemente, el coche menos racional del mercado, pero a la vez es uno de los más estimulantes. No me quiero bajar de él. Por cierto, en esta versión ‘súper equipada’ tiene un precio bastante justificado: 32.000 euros.

¿Quién no quisiera tener uno?

Fotos del Mazda MX-5 2.0 Sakura

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