Prueba del Mercedes AMG C63 S 2015; ahora con 510 CV

Por fin ha llegado el rival más duro para el BMW M3. Con un propulsor de 510 CV, el último producto de AMG pretende convertirse en la referencia dentro del segmento de las berlinas de altos vuelos.


La mayor novedad de este nuevo AMG está debajo del capó. Como ha ocurrido en los BMW M3, la mecánica 6.2 V8 atmosférica del anterior Mercedes C63 AMG –estuvo a a la venta de 2009 a 2014– se reemplaza por una más compacta 4.0 V8 biturbo -la estrenó el Mercedes AMG GT-, donde la potencia pasa de 457 a 510 CV y el consumo medio disminuye de 12,0 a 8,2 l/100 km.
Por fuera, en este Mercedes destacan unas vías ensanchadas, unas llamativas llantas de 19´´, unos paragolpes más agresivos y los cuatro escapes traseros. El interior se diferencia con cierta claridad de un Clase C ´normal´ gracias a unos asientos específicos que sujetan con eficacia el cuerpo. El volante, más grueso de lo normal, junto con la inscripción AMG en la parte baja del salpicadero y una instrumentación con menús específicos completan una estética atractiva que es capaz de contentar a los clientes más atrevidos y a los más clásicos de la marca.
Girar la llave implica un sonido que consigue ponerte los pelos de punta sin tan siquiera moverte del sitio. El gorgojeo y bramido que viene de la parte trasera es el preludio del brutal empuje que experimentas cuando pisas el pedal derecho a fondo. Acabamos de incorporarnos a la recta del exigente circuito portugués de Portimao, una sucesión de retos en forma de severas frenadas, curvas ciegas y toboganes que te hacen pensártelo dos veces a la hora de buscar los límites de un coche.
Mercedes-AMG C63S,l salpicadero

Un deportivo elegante

Pronto aumento el ritmo, y los 510 CV llegan a tropel a las ruedas traseras. El empuje de la mecánica es sobresaliente, con una respuesta en la parte baja contundente –los 700 Nm de par máximo están disponible entre 1.750 y 4.500 rpm– y una estirada final más que aprovechable. Da igual la marcha insertada, ya que el 4.0 biturbo catapulta hacia delante los generosos 1.730 kg de este modelo con una facilidad impresionante. El cambio de marchas, automático de convertidor de par, no es tan rápido como la caja de doble embrague del BMW M3, pero tampoco le anda lejos y desde luego se muestra más suave en las transiciones. Sin duda, es un aspecto que se ha mejorado bastante respecto del anterior C63 AMG. La dirección, de asistencia eléctrica, es cierto que peca de cierta falta de tacto cuando buscas los límites de adherencia, aunque pronto se te olvida gracias a la precisión para ´atacar´ los giros.

Mercedes-AMG C63S, traseraA medida que seleccionas modos más permisivos de las ayudas electrónicas –puedes elegir entre Comfort, Sport, Sport+, Race e Individual; actúan en la respuesta del acelerador, el cambio, los escapes, dirección…–, el eje trasero cobra protagonismo en la acción –el eje delantero siempre se muestra preciso–. El control de los movimientos de la carrocería es excelente gracias al buen trabajo de la suspensión y a la adaptación de los soportes de motor dinámicos –estrenados también por el AMG GT–, que mitigan las inercias generadas por el peso del motor aumentando la precisión y rapidez del eje delantero, lo que hace que las trazadas resulten más limpias y seguras.

Al final llegas a la conclusión de que si bien este Mercedes AMG C63 S no es tan agresivo de reacciones como el BMW M3, si resulta más equilibrado y le afectan en menor medida aspectos como el estado del asfalto, nivel de adherencia…

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