Prueba del Mercedes Clase B Electric Drive

Dejando a un lado el asunto de la autonomía, el apellido Electric Drive le sienta al monovolumen Clase B como anillo al dedo: es rápido, silencioso y confortable.


Cuando, allá por 2009, Mercedes inyectó unos 50 millones de dólares en una agonizante Tesla Motors, el plan estaba claro: darles un poquito de cuerda –y que se ahorcaran con ella– para seguidamente adquirir los restos mortales de Tesla –por un dólar– y rebautizar la marca como AMG-Electric Drive. Hoy, con una Tesla que, en EE.UU. y con su Tesla Model S, aventaja en ventas al Mercedes Clase S, podríamos decir que Mercedes ‘calculó mal’. Así lo entiende también Mercedes: en otoño del año pasado se deshizo de sus acciones de Tesla, poniendo punto y final a una relación de cuatro años que ha resultado realmente fructífera para la alemana. Y no me refiero a los 500 millones de euros en plusvalías que ha generado la venta de las acciones, sino a los dos coches nacidos dentro de la relación. El primero, en 2012, era un superdeportivo eléctrico disfrazado de SLS y propulsado por el resultado de juntar dos Tesla Model S: el SLS-AMG Electric Drive.

En efecto: el Mercedes Clase B Electric Drive esconde bajo su carrocería alrededor del 40% del hardware que impulsa a un Tesla Model S. Consecuentemente, las prestaciones rondan el 40% de las que ofrece el Tesla Model S más rápido.

Mercedes Clase B ED

TÉCNICA: Y si no te van las pilas…

baterias MB clase B

Además de la versión eléctrica, Mercedes también comercializa un Clase B Natural Gas Drive propulsado por GNC. Cuenta con tres depósitos de gas que suman una capacidad de 126,4 litros: dan para recorrer 500 kilómetros y llenarlos sólo cuesta 20 euros –también dispone de un depósito adicional de 12 litros de gasolina–.

Así, con sus 180 CV, el Clase B ED –de Electric Drive– acelera de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos, alcanza 160 km/h –limitados por el régimen máximo de giro del motor–, ofrece una autonomía homologada de 200 kilómetros –algo más de 150 km reales– y se carga en tan sólo 2,4 horas*.

En la práctica, lo primero que cabe destacar del Clase B ED es que no luce el restyling que acaba de sufrir el resto de la gama. La explicación que ofrece Mercedes es que EE.UU. va a ser el principal mercado del coche, y que allí el Clase B aún tardará unos meses en experimentar ese restyling. No supone ninguna tragedia, porque los cambios son realmente discretos; en los faros delanteros, la calandra, paragolpes…

Aunque la carrocería sugiere que nos encontramos ante un monovolumen, el interior del Clase B es el de un Clase A con mucho espacio libre hasta el techo. Eso tampoco supone un problema, porque la principal razón por la que Mercedes ha elegido esta carrocería no es la practicidad, sino que permite alojar las baterías sin causar estragos en la habitabilidad y conservando unos buenos 510 litros de maletero. En marcha, la principal cualidad de cualquier Clase B es su excelente confort, algo que en esta versión eléctrica se redobla gracias a una suspensión puesta a punto para lidiar con el peso de las baterías con la máxima discreción. Eso disipa cualquier hipotética rivalidad entre el BMW i3 y el Clase B, porque la suspensión del primero, orientada a sacar el máximo partido de un peso de sólo 1.270 kilos, es sensiblemente más firme e incómoda –además, aunque este Clase B acelera con soltura, no corre tanto como el i3–. El resultado es un coche con un tacto que recuerda al típico aplomo de una gran berlina y un comportamiento que sólo queda en evidencia cuando, en alguna glorieta de varios carriles, insistes en explorar qué hay más allá del límite de adherencia del tren delantero –nada interesante–.

Mercedes Clase B ED trasera

Durante la presentación, y rodando en las clásicas carreteras españolas de doble sentido y trazado levemente revirado, se reveló como un coche lo bastante entretenido como para lamentar que Mercedes no haya buscado la forma de montar un diferencial autoblocante. Y es que los 340 Nm de par que, en el modo deportivo, es capaz de entregar el motor eléctrico, tiran de los 1.725 kilos del Clase B ED con la suficiente fiereza como para doblegar a los neumáticos delanteros incluso sobre asfalto seco.

Mercedes Clase B EDA ritmos sosegados, este Merdedes Clase B ED estrena el primer sistema de recuperación de energía que se vale de un radar para gestionar la regeneración. Así, cuando se selecciona el modo automático, el Clase B ED tiende a circular ‘a vela’ –deja el coche en punto muerto– si su radar no detecta ningún vehículo precedente más lento, mientras que si llevamos alguien delante, el sistema regenera energía para reducir nuestra velocidad hasta adaptarla a la del coche precedente.

Sin ninguna clase de descuento, el Clase B ED cuesta 43.000 euros; y lo más probable es que este año también se oferte un plan MOVELE que supondrá una rebaja de, al menos, 6.500 euros sobre los 9.030 euros de IVA incluidos en el precio del Clase B ED. Es un precio similar al de sus rivales eléctricos y que le convierte en una alternativa interesante para quien necesite un eléctrico que destaque por habitabilidad, prestaciones y la habilidad de cargarse en menos de tres horas. Es, además, un excelente y digno sucedáneo de Tesla.

Mercedes Clase B ED salpicadero

MB Clase B Sports Tourer Electric Drive

  • Precio**: 43.000 euros
  • Motor: Eléctrico, trifásico asíncrono, 180 CV (132 kW) entre 9.900 y 12.500 rpm; 340 Nm.
  • Cambio: Una sola marcha.
  • Tracción: Delantera.
  • Prestaciones: 0 a 100 km/h en 7,9 seg.; vel. máx.: 160 km/h.
  • Consumo: 16,6 kWh/100 km.
  • Peso: 1.725 kg.
  • Batería: 28 kWh (neto)
  • Cargador: 10 kW.

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