Hoy en día, los minivolúmenes han perdido toda su popularidad eclipsados por los SUV urbanos. Sin embargo, hace pocos años proponían una solución práctica y económica para el día a día de conductores con bebés o hijos muy pequeños. No eran tan vistosos como los actuales SUV urbanos, pero resultaban mucho más funcionales.
Numerosas marcas se animaron a diseñar su propio minivolumen basado en su turismo urbano del momento. Así las cosas, en el mercado competían los Nissan Note, Fiat 500L, Kia Venga, Hyundai ix20, Citroën C3 Picasso, Opel Meriva… y también el Ford B-Max, cuyo prototipo se presentó en el Salón de Ginebra de 2011 para empezar a comercializarse en 2012 como sustituto del muy mejorable Ford Fusion.
Se basaba en la plataforma del Fiesta de sexta generación, respecto al cual apenas era 11 cm más largo, alcanzando 4,08 metros de longitud. Su gran particularidad residía en que carecía de pilar B, dando pie a unas puertas traseras correderas que originaban mucho espacio para acceder a las plazas posteriores.

Su gama mecánica fue bastante extensa. Inicialmente, se lanzó con tres motores de gasolina y dos diésel. Los primeros eran los 1.0 EcoBoost (de 100 ó 120 CV) y 1.6 de 105 CV, este último sólo con cambio automático de seis velocidades (el resto de la gama lo llevaba manual de cinco marchas). Los diésel eran los 1.5 TDCi de 75 CV y 1.6 TDCi de 95 CV.
En 2013 se lanzó un 1.4 de gasolina de 90 CV y se incrementó la potencia del 1.0 de 120 CV hasta los 125 CV. En 2015, el 1.6 TDCi dejaría su lugar a un 1.5 TDCi de la misma potencia y se añadiría a la gama un 1.4 de GLP con 86 CV. Finalmente, en 2016 llegó una versión 1.0 EcoBoost de 140 CV.
El Ford B-Max se fabricó hasta enero de 2018 en Craiova (Rumanía), en una época en la que los minivolúmenes ya se encontraban en decadencia ante la creciente moda de los SUV urbanos.
Ford B-Max: ¿cómo era por dentro?

Entre su competencia, el B-Max no destacaba por ser especialmente espacioso o por presentar una notable modularidad. Sin embargo, era comodísimo para familias con hijos pequeños por la gran abertura de puertas, que por cierto incorporaban anclajes adicionales en el techo y en el suelo para compensar la ausencia de pilar B y no comprometer la rigidez de la estructura. Ahora bien, para adultos esas plazas traseras ya no eran tan cómodas, puesto que estaban en una posición bastante alta, no había mucha anchura y, aparte, las butacas se situaban retrasadas respecto a la abertura de las puertas, lo que entorpecía el acceso a ellas. El maletero era uno de los aspectos mejorables, ya que cubicaba unos discretos 318 litros de capacidad.
Por calidad, el Ford B-Max rayaba a buen nivel en términos generales, con materiales sólidos y unos confortables asientos delanteros que, debido a la ausencia de pilar B, llevaban incorporados los cinturones de seguridad.
Ford B-Max: ¿cómo iba?

La principal característica del Ford B-Max respecto a su competencia era su agrado de conducción, ofreciendo un comportamiento más ágil y dinámico producto de derivar de la fantástica plataforma del Fiesta de la época. Su suspensión era firme pero absorbente y, además, el tacto y la precisión que encontrabas en su dirección y en su palanca de cambio eran especialmente buenos.
Su mecánica más popular fue la 1.0 EcoBoost, especialmente en su versión de 100 CV. Se trataba de un motor de respuesta elástica, razonables prestaciones y un consumo un poco superior a lo esperado, con unos 7,5 L/100 km en condiciones reales. Los diésel añadían algo de rumorosidad, pero reducían el gasto de combustible en torno a un 20%.
Ford B-Max: ¿qué revisar?
Sus motores 1.4 y 1.6 de gasolina son bastante duros, así como también los diésel. Sin embargo, aquellos primeros bloques 1.0 EcoBoost no eran el paradigma de la fiabilidad. Su principal talón de Aquiles se hallaba en su refrigeración, pudiendo derivar en importantes averías en el motor, incluso irremediables. Por suerte, Ford lo subsanó en 2013, de modo que es una mecánica que puede llegar a ser longeva siempre y cuando se cumpla con especial escrupulosidad con su programa de mantenimiento.

Ficha técnica Ford B-Max
- Motor: Gasolina, tres cilindros en línea, situado en posición delantera transversal, 999 cm3, 100 CV (73,5 kW) a 6.000 rpm, 170 Nm de par de 1.400 a 4.000 rpm.
- Velocidad máxima: 175 km/h.
- Aceleración: 0-100 km/h: 13,2 seg.
- Consumo: 5,1 litros/100 km.
- Tracción: Delantera.
- Cambio: Manual de 5 velocidades.
- Frenos: Discos ventilados delante y macizos detrás.
- Suspensión: Independiente delante y eje rígido detrás.
- Dirección: De cremallera con asistencia.
- Llantas: 6,0 x 15″.
- Neumáticos: 195/60 R15.
- Largo x ancho x alto (m): 4,08 x 1,75 x 1,60.
- Peso: 1.204 kg.
- Maletero: 318 litros.
- Depósito de combustible: 48 litros.
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