El número de automóviles registrados en la ciudad de Madrid creció de los 1.514 vehículos que había censados en 1917, a los 5.383 que había registrados tan solo 4 años después, contando coches particulares vehículos de alquiler y camiones.
Las principales marcas de los vehículos que se podían ver circular por Madrid en aquella época era un Ford, Fiat, Hispano-Suiza, Citroën, Renault o Peugeot, que convivían con otras marcas como Overland, Berliet o De Dion-Bouton. Esta última firma comercializaba uno de sus modelos en 1923 por 10.000 pesetas.
Este crecimiento desorbitado del parque automovilístico, qué había de convivir con tranvías y distintos tipos de carruaje de tracción animal, hizo que pronto surgieran numerosos problemas de circulación y se registrarse un importante aumento de la siniestralidad vial, lo que obligó a las autoridades a tomar medidas en este sentido.
El año 1924 y va a traer grandes novedades para la circulación. Mediante un bando del alcalde, se informó al vecindario de que se iban a colocar agentes de la policía urbana en los cruces y plazas de mayor afluencia de tráfico para que los conductores circularan por la izquierda con el objetivo de evitar choques con los que iban en sentido contrario.
El 24 de marzo de 1924 se dictó un nuevo bando que supuso un cambio radical en la circulación. Hasta entonces, Madrid era una de las contadas ciudades españolas en las que los vehículos iban por la izquierda, al contrario de lo que la Dirección General de Obras Públicas había dispuesto en todas las carreteras nacionales. Esa era la razón de que a la entrada de la capital, el Ayuntamiento se hubiera visto obligado a poner unos carteles avisando a los conductores de que debían cambiar el lado de la marcha. Con el objeto de terminar con esta situación, el Ministerio decidió que la circulación en Madrid debía adaptarse a la norma general.
La fecha elegida fue el 10 de abril. A partir de ese día todos los vehículos están obligados a circular por la derecha de las calzadas de calles y plazas; a los tranvías, debido a que tenían que hacer cambios en los coches, se les concedió una moratoria de 45 días. Sin embargo, en una sola noche se adaptaron los tranvías, así como las paradas para que los usuarios pudiesen acceder por la derecha.
En estos años también se pintaron por primera vez la franjas blancas en la calzada que delimitaban la zona por la que tenían que cruzar los peatones, se ordeno que todos los automovilistas lleva en el lado izquierdo y en sitio visible la nueva licencia de circulación coma de forma redonda, y se volvió a recordar que el límite de velocidad en la ciudad de Madrid estaba fijado en 20 kilómetros por hora.