Ruta por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido con el Seat Ateca FR 1.5 EcoTSI 150 CV

Recorrer el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tiene algo de reto. Sus carreteras parecen reñidas con las rectas. Un enjambre de curvas y carreteras sin salida nos va a obligar a desandar la ruta varias veces; será igualmente un placer: los sentidos de nuestro trayecto nos van a enseñar realidades muy distintas.


Cuando se ve por primera vez el Cañón de Añisclo en una foto aérea, parece que la naturaleza está pensando en el turismo. Es una garganta llena de cascadas encadenadas del río Bellós, pero también es la tierra de pastores y ganaderos que no sabían ni de fronteras ni de territorios? Hoy la naturaleza es su pasaporte y las fotografías que cada día toman cientos de móviles su gran reclamo publicitario.

Recorrer el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tiene algo de reto. Sus carreteras parecen reñidas con las rectas. Un enjambre de curvas y carreteras sin salida nos va a obligar a desandar la ruta varias veces; pero da igual porque los sentidos de nuestro trayecto nos van a enseñar realidades muy distintas.

La carretera HU 6402 nos obliga a llegar a Bielsa, un buen ejemplo de cómo un pueblo puede mantener su arquitectura y adaptarse a los tiempos modernos. Cada calle tiene una foto y es un buen inicio. Por suerte, los paisajes de la A-138, que nos lleva hasta Salinas de Bielsa, son espectaculares. La orografía marca el recorrido y eso se hace más evidente en nuestro siguiente desvío en la A-2609, que nos lleva hasta San Juan de Plan.

¡Territorio Ateca! Curvas y curvas entre bosques anónimos. Esta carretera, con buen asfalto pero algo estrecha y carente de señalización horizontal, invita a moderar el ritmo de nuestro Ateca y disfrutar –en la medida de lo posible– del paisaje que vamos encontrando detrás de cada curva.

San Juan de Plan

Aquí todo está en cuesta. El pueblo parece encajarse en la montaña y sus casas, con formas de dibujos de niños, demuestran la gran belleza que encierra lo más simple. Lo mismo sucede con sus fiestas. Todo el valle de Gistain sabe que en Carnval y en las Hogueras hay que ir a rendir cuentas a San Juan Bautista, que parece que extiende su mando sobre todo el valle. Su iglesia románica del siglo XVI y el Museo Etnográfico, ubicado en una vieja abadía bien merecen una tranquila y relajada visita.

Pero San Juan de Plan también nos sirve como base para acometer una excursión al Pico de Posets, el segundo pico más alto de los Pirineos, tras el Aneto. Con 3.375 de altitud. Para los intrépidos y aventureros, ascender al Pico de Posets puede ser una de las mejores excursiones a realizar en esta visita aragonesa.

Solo tendremos que seguir la carretera hasta el desvío a Gistau y allí encontraremos la pista con las indicaciones del Parque Natural Posets-Maladeta. Las capacidades dinámicas de nuestro Ateca son más que suficientes para adentrarnos por esta pista, ahora que está seca; en temporada de lluvias, tendremos que ser más precavidos.

Dolmen de Tella

A medida que se asciende se va ganando perspectiva. El amarillo y rojo de los árboles se mezcla con el verde oscuro del pino negro. Volver a conducir por la A-138 es casi una vuelta a la realidad. Tras dejar a nuestra izquierda el embalse de Laspuña, encontramos un desvío hacia Tella y el mirador de Revilla.

Otra estrecha y zigzagueante ascensión nos llevará, primero, a Tella, en cuyas inmediaciones podemos encontrar algunas ermitas románicas y, a pocos metros, el Dolmen de Tella, testimonio de la cultura megalítica en estas tierras. Por supuesto, hay que llegar hasta el mirador de Revilla, porque las magníficas vistas de la garganta de Escuaín ya justifican el desvío.

Al llegar a Escalona empiezan las decisiones. Si nos mantenernos en la A-138, el asfalto nos lleva hasta Aínsa. Si tomamos el desvío hacia el noroeste por la HU-631,  nos espera una colección de pueblos casi olvidados, pero con personalidad propia. Aínsa por el contrario asume con facilidad el papel de capital pintoresca del Pirineo de Huesca. Todo el mundo coincide es que es uno de los pueblos más bonitos de España.

Cargado de un innegable sabor medieval que destilan sus calles de piedra y unas murallas intactas. Su situación entre los ríos Cinca y Ara crean la escenografía perfecta. ¿Un pueblo de postal? Puede, pero ante todo es un privilegio natural donde merece la pena escaparse y disfrutar del buen aire que se respira.

Algo parecido sucede en Boltaña. Con una privilegiada ubicación en la ribera del río Ara, se ha convertido en un referente para el turismo rural todo el año, porque la montaña aquí todavía se deja marcar por las estaciones. Poner nuestro Ateca dirección norte hasta Escalona es reconducir un tramo de carretera, pero merece la pena. La primera rotonda marca el desvío a Fanlo. A los pocos kilómetros tendremos que abandonar esta carretera en dirección a Puyarruego y cruzaremos el río Bellos. Lo ideal es seguir por la HU-631 y atravesar el impresionante Cañón de Añisclo, pero esta carretera permanece cerrada al tráfico privado, a la espera de unas obras de acondicionamiento que parecen demorarse desde el verano de 2017.

Cañon de Añisclo

Por ahora, el itinerario alternativo que seguimos es una serpenteante pista asfaltada que nos llevará de nuevo a la HU-631 después de dejar atrás la localidad de Buerba y habernos detenido en alguno de los miradores que se abren a nuestra derecha hacia el Cañón excavado por el río Bellós.

Siempre hay alguna parada en los pueblos más pequeños como Nerín, Fanlo y Servisé, antes de pasar a la N-260 en dirección hacia Biescas. En Broto, todo el mundo vive de la aventura. Su infraestructura hotelera y su directorio de turismo activo demuestran que el «outdoor» es algo más que una moda. Algunas viejas fotografías de la Cascada de Sorrosal nos hablan de la trdición que encierra esta tierra.

Pero si queremos empaparnos de la auténtica pasión por el deporte de aventura, podemos subir hasta Torla-Ordesa, tradicional puerta de acceso al valle del mismo nombre, desde donde podemos emprender numerosas rutas senderistas, disfrutar de la gastronomía de la zona o descender las bravas aguas del río Ara «embutidos» en un traje de neopreno.

Los más tranquilos también tienen su premio. La Cola de Caballo es el referente. Este itinerario nos adentra en el valle de Ordesa, donde el río Arazás se cobra su cuota de protagonismo en el Circo de Soaso, a unos 1.750 metros de altitud. Tampoco se quedan atrás las impresionantes cascadas de Arripas y la del Estrecho, destino final de una de rutas más clásicas de Ordesa, pero asequible para cualquiera. Un buen premio para los que han sufrido en la caminata. El descenso se hace por las Gradas de Soaso, donde del río «baja los escalones» para presumir de escenario mientras cruzamos amplios prados de montaña.

En nuestras rutas por el Parque, descubriremos buitres, águilas, quebrantahuesos, sarrios y marmotas que conviven en los densos bosques de hayas y pinos. Si somos pacientes podremos ver cómo una perdiz nival, con su doble capa de pluma, busca alimento en las viejas rastrojeras con las primeras nevadas o como el poderoso quebrantahuesos se «maquilla» con barro ocre.

La carreta marca sus tiempos. Casi es una obligación retomar nuestro camino en Broto, y poner rumbo a Biescas, otro importante centro turístico de la zona, donde cambiaremos el rumbo al norte, buscando el viejo camino de Panticosa.  Lo que era camino de carro y caballo es ahora un buen escenario para poner a prueba la potencia del Seat Ateca.

Valle de Bujaruelo

El Balneario de Panticosa demuestra el componente hedonista de estas tierras. Es mucho más que un espacio natural. El paisaje aporta una dosis de bienestar y nada mejor que cerrar la ruta en los Baños de Panticosa. Uno de los balnearios más afamados del siglo XIX y principios de XX y donde «tomaba las aguas» el rey Alfonso XIII y otros personajes destacados de la época. Su prestigio lo llevó, en 1966, a convertirse en Conjunto de Interés Nacional. El valor histórico, arquitectónico –las Terminas de Tiberio o la Capilla del Carmen– de su entorno y las cualidades naturales de sus aguas, se deben a sus propiedades minero-medicinales que lo hacen un lugar especial, digno de ritual.

SEAT Ateca FR 1.5 EcoTSI 150 CV

Motor EcoTSI 150 CV Cambio manual o automático DSG

Nuestro compañero de viaje durante la visita al Parque Nacional de Ordesa ha sido un SEAT Ateca FR 1.5 Eco TSI 150 CV, una mecánica que se comercializa junto al cambio automático DSG de siete velocidades.

El resultado es un SUV con todo el carácter deportivo de la saga FR, pero sin renunciar a la comodidad que se espera de un modelo con vocación familiar y un maletero de 510 litros. Y es que, con este motor 1.5 Eco TSI de 150 CV, este Ateca logra unas prestaciones muy buenas en cualquier tipo de trazado, ya sea en autopista o por las reviradas carreteras pirenaicas y, además, registra unas cifras de consumo realmente ajustadas de 5,7 l/100 km.

El cambio automático DSG colabora para que el rendimiento de este Ateca FR sea muy bueno, pues no en vano esta caja está entre las mejor valoradas por su buena relación entre suavidad y rapidez.

El acabado FR aplica un toque deportivo al Ateca y se distingue del resto de acabados, por sus asientos ergonómicos tapizados en Alcántara y, además, puede incorporar un equipo de sonido Beats Audio de 300W, llantas de aleación específicas o los pedales sport.

Además, el Ateca dispone de amplio un maletero –con una capacidad máxima de 510 litros–, ideal para llevar mochilas, botas de trekking y todos los accesorios necesarios para una excursión por las bellas montañas pirenaicas… o disfrutar de un simple picnic con la familia…

Seat Ateca

Mapa de la ruta SEAT por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

mapa pn ordesa y monte perdido
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Distancia: 262 km
En general, el estado del firme es bueno, pero podemos encontrar desprendimientos, al tratarse de carreteras de montaña, y animales sueltos que pueden suponer un peligro. A la hora de calcular nuestras jornadas debemos pensar más en tiempo que en kilómetros.

El SEAT Ateca nos llevará con comodidad por estas vías de trazado sinuoso y con climatología cambiante. En caso de optar por algún camino, nuestro Ateca nos permitirán  descubrir paisajes increíbles, además de contar con un maletero ideal para llevar mochilas, botas  y todos los accesorios  para la montaña… o un picnic..

Ruta SEAT por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

 

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