Aquí va nuestra propuesta para disfrutar de un vallede nuestra geografía para cada estación del año. Todos ellos reúnen los alicientes que cualquier viajero busca en sus destinos: paisajes espectaculares, buen clima, gastronomía de primer nivel, cultura, historia… ¿Qué más se puede pedir?
Primavera. Valle del Ambroz
Ver florecer la naturaleza en la provincia de Cáceres es un espectáculo impresionante. Los italianos presumen de su Toscana, pero nuestra Extremadura no tiene nada que envidiarla. Es más, aquí tenemos jamón ibérico. No hay más que añadir€
Durante siglos este valle ha sido el lugar de encuentro entre el norte y el sur de la península gracias a su calzada romana de la Vía de la Plata. El Valle del Ambroz tiene para todos los gustos. Los bosques de robles y castaños son impresionantes, las dehesas con la hierba fresca naciendo al pie de las encinas dejan una visión casi de cuento en esta época del año. Otro de los atractivos para venir en estas fechas son las innumerables cascadas que brotan tras el deshielo.
Por eso, el río Ambroz es el protagonista que une todas estas estampas, que, además da vida a las aldeas que ya desde tiempo de los romanos nacieron en sus orillas. En Aldeanueva del Camino encontramos puentes romanos, en Baños de Montemayor termas romanas también, en Hervás, una judería de las mejores conservadas de España, y cómo no, escondidos por sus caminos, tesoros templarios que le dan un halo de misterio y de inspiración para las noches estrelladas de este valle. En toda la zona las autocaravanas son bienvenidas.
Verano. Valle del Tormes
En verano lo mejor es huir de las altas temperaturas y buscar el fresco, y nada mejor que adentrarnos en tierras abulenses.
De Hoyos del Espino a Barco de Ávila. La vertiente norte de la Sierra de Gredos es un destino ideal para las vacaciones estivales. El río Tormes, que nace en Navarredonda, es el que define este valle, los puentes que lo cruzan son majestuosos, las rutas que se pueden hacer, una pasada€ escalada, piragüismo, rutas en bici y una gastronomía espectacular. Pernoctar en Aliseda de Tormes o en la Lastra de el Cano es una experiencia. Los más atrevidos pueden llegar hasta Navasequilla.
Cualquier pueblo que encontremos en la ruta merece la pena parar y echar la tarde, pero el conjunto arquitectónico de Bohoyo, las lagunas de Navacepeda de Tormes y las piscinas naturales en la garganta de Balbellido, son un plan magnífico para esta ruta por las místicas tierras de Ávila.
Otoño. Vall de Boí
El arte románico es una de las grandes joyas que tenemos diseminada por nuestra geografía. Ese arte austero, sobrecogedor y absolutamente espiritual, alcanza su esplendor con las melancólicas luces del otoño.
Lleida, y en concreto la Vall de Boí, tocan el cielo junto a sus Pirineos con el legado románico que conservan. Es quizá el mayor exponente de este arte de la Edad Media en toda España. Ocho iglesias y una ermita, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son la excusa perfecta para visitar este valle en los meses de otoño.
El Parque Nacional de Aigüestortes y Estany Sant Maurici se erige también desde este valle, con cumbres de más de 3.000 metros, más de 200 estanques de todas formas y colores, ciénagas, barrancos€ un paraíso en el que, además, se puede disfrutar de sus aguas termales, una gloria para los músculos entumecidos del viaje.
Invierno. Valle de Almanzora
A los dos lados del rio Almanzora discurre este valle del interior de Almería. Una sierra blanca como el mármol que sale de sus entrañas lo jalona, y todos los pueblos de su camino ofrecen un patrimonio espectacular. Albox, Alcóntar, Bacares, Chercos, Laroya, Olula del Río, Oria. La zona de Tijola o de Hijate son una buena manera de entender el nuevo turismo camper.
Los miradores que aparecen a lo largo de la carretera que lo cruza son una manera estupenda de hacerse una idea de la grandiosidad de este valle.
[sf_btn type=»default» txt=»¿Quieres recibir nuestra newsletter?Haz clic aquí» url=»https://news.luike.com/registro-autofacil-luike-news»]
