Pocas semanas atrás, a mediados del pasado mes de abril, conocimos al prototipo Skoda Vision E. Se trata de un concept que fue presentado en el Salón del Automóvil de Shanghái 2017, un SUV con cierto aspecto de coupé cuya mayor novedad se encuentra en lo más profundo de sus ´entrañas´: su mecánica es un sistema de propulsión completamente eléctrico. Además, dispone de numerosas tecnologías que le aportan argumentos relativos al confort, a la seguridad y a las ayudas a la conducción frente a sus posibles rivales.
Pues bien, la versión definitiva de este prototipo se convertirá en el primer Skoda de producción con un sistema de propulsión 100% eléctrico. Estará basado en la plataforma modular para coches eléctricos del Grupo Volskwagen y la firma checa completará este proceso antes de que se inicie el año 2020. No obstante, antes ya habrá hecho sus ´pinitos´ con otros motores electrificados; y es que se espera que antes llegue al mercado una versión híbrida de su berlina de representación, el Skoda Superb. Este modelo combinará un motor de combustión interna con otro eléctrico alimentado por un paquete de baterías.
Por su parte, el Skoda Vision E definitivo se situará en la gama del fabricante checo entre los nuevos Skoda Karoq y Skoda Kodiaq, y marcará un antes y un después en la historia de la marca. Su estética estará inspirada en el prototipo, contará con un habitáculo homologado para transportar a cinco pasajeros y no se espera que su gama se complete con propulsores de combustión interna: su oferta se reducirá a motores únicamente eléctricos. En este sentido, el de mayor capacidad podrá recorrer con una sola recarga unos 500 km y tendrá una potencia que ronde los 300 CV.
Y no solo eso, sino que tras la llegada del Skoda Vision E definitivo, la marca del Grupo Volkswagen tiene pensado lanzar al mercado otros dos vehículos totalmente eléctricos: un crossover de grandes dimensiones que se sitúe por encima del Skoda Kodiaq y un deportivo coupé.
