El Subaru Forester es uno de los precursores del concepto SUV, el cual reprodujo a su manera en el año 1997. Y esa manera incluía unas aptitudes todo terreno mayores que las de cualquier modelo de la competencia. A lo largo de toda su vida comercial han existido cinco generaciones que pueden presumir de no haber cambiado ni una sola coma de su planteamiento inicial. Aunque bueno, en lo relativo al motor y a la transmisión sí que ha sufrido importantes cambios.
Actualmente y en el mercado español, el Subaru Forester únicamente ofrece una motorización y una caja de cambio, que es automática y continuamente variable. El propulsor es un bloque de cuatro cilindros bóxer y 2.0 litros de cilindrada que se asocia a un pequeño motor eléctrico de 17 CV. El Forester es, por tanto, un SUV híbrido con etiqueta ECO. La potencia máxima conjunta coincide con la que proporciona el motor térmico: 150 CV. Aquí puedes leer una extensa y reciente prueba del Subaru Forester.
La carrocería mide 4,64 metros de largo y existen tres líneas de equipamiento: Sport Plus, Executive y Executive Plus. El precio del Forester oscila entre 35.400 y 39.900 euros. Ahora bien, ¿en qué brilla y en qué pincha respecto a la competencia?
Subaru Forester: estas son sus virtudes
- Si para ti la tracción total es importante, debes saber que el Forester no sólo la incluye de serie, sino que la que tiene es la más efectiva entre toda su competencia, entre la cual podemos citar al Toyota RAV4 o al Honda CR-V. Además, cuenta con un modo de conducción para nieve/tierra y otro para nieve profunda/barro. También presume de 22 cm de altura libre al suelo, una cifra muy alta para no ser un todoterreno puro.
- Su habitabilidad en la parte trasera es muy buena, especialmente en lo relativo a longitud, con suficiente espacio para las piernas como para que adultos de talla alta viajen sin problemas. También dispone de 509 litros de maletero, que no está mal.
- No gasta tanto como crees. Bueno, maticemos esto. El Forester homologa un consumo de 8,1 L/100 km, que es bastante alto. Sin embargo, según nuestras pruebas, practicando una conducción eficiente y sabiendo maximizar el protagonismo del motor eléctrico (el cual puede llegar a desplazar al vehículo durante algunos metros), es fácil bajar esa cifra. Es cierto que en condiciones normales el consumo puede rondar fácilmente los 9,0 L/100 km, pero nosotros hemos llegado a obtener 6,9 L/100 km.
- Es un coche muy seguro y en el que los dispositivos de asistencia incluidos en el sistema EyeSight son prioridad. Funcionan francamente bien y, si quieres desconectarlos, es fácil hacerlo a golpe de botón, sin necesidad de recurrir a la pantalla central.
- Tiene una calidad de construcción media-alta y el manejo de todas sus funciones es sencillo e intuitivo. Conserva botones físicos para la climatización y el sistema de sonido. Además, el equipamiento de serie es muy numeroso, mejor que en la mayoría de sus rivales.
Subaru Forester: estos son sus defectos
- No podemos obviar el conjunto motor-cambio. Las prestaciones que ofrece no corresponden con los 150 CV que están disponibles. Precisa de 11,8 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h y, a la hora de recuperar velocidad, necesita más tiempo que cualquiera de sus rivales con potencia equivalente, como puede ser un Seat Ateca 1.5 EcoTSI, un VW Tiguan 1.5 TSI o un Ford Kuga 1.5 EcoBoost. Entre la particular transmisión y la inexistencia de sobrealimentación, claramente las prestaciones del Forester son un punto a mejorar. Por otro lado, en conducción agresiva el consumo se puede disparar por encima de los 12,0 L/100 km.
- Por otra parte, está el mencionado cambio. Es de variador continuo y muy cómodo y silencioso en ciudad y cuando la conducción es muy tranquila. Pero cuando el conductor demanda aceleración, revoluciona el motor provocando mucho ruido y más bien poca contundencia. Existen siete relaciones prefijadas que el conductor puede seleccionar con las levas del volante, pero no mejora demasiado la experiencia. El Forester es un coche que muestra lo mejor de sí en conducción tranquila, no sintiéndose cómodo si se trata de correr.