Cabrestante: el cable salvador

Francisco Callejo
Francisco Callejo

El cabrestante, winch o malacate es un accesorio que nos sacará de más de un apuro en nuestras rutas todoterreno más exigentes. Imprescindible, si se viaja en solitario.

Esta potente herramienta, denominada malacate en Suramérica, no es más que un torno que gira impulsado por electricidad –la mayoría–, aceite –hidráulicos–, o la fuerza del propio motor del vehículo y enrolla un cable de acero o sintético, que en el otro extremo está firmemente anclado a un árbol, otro vehículo, u obstáculo que pueda servir «de ancla».

Con habilidad y experiencia el cabrestante resuelve prácticamente cualquier atasco, aunque en algunos casos será necesario utilizar poleas de reenvío u otros «trucos» para tener éxito. Su elevado precio, instalación incluida, puede disuadir a más de uno y por otra parte hay que tener en cuenta que condiciona el comportamiento dinámico del vehículo pues sobrecarga notablemente el eje delantero (entre 40 y 50 kg, los más ligeros), lo que normalmente obligará a reforzar la suspensión.

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Pero una gran sonrisa nos llenará de satisfacción, cuando con su ayuda hayamos resuelto en minutos una situación complicada, que en otro caso requeriría horas, una larga caminata, o en muchos casos, pagar un cuantioso rescate a una empresa especializada.

A la hora de manejarlo, el cabrestante puede causar lesiones serias si no se respetan unas precauciones básicas. La repentina rotura de un cable de acero en plena tensión provoca un peligroso latigazo y al recoger el cable en el tambor corremos el riesgo de pillarnos un dedo. En este sentido, los cables sintéticos resultan más ligeros y seguros en caso de rotura, pero, por contra, requieren mantenimiento y no son tan resistentes como los de acero a largo plazo. Si vas a instalar cabrestante lee detenidamente las instrucciones y, mejor aún, apúntate a un curso de rescate donde te explique su manejo seguro e infinitas posibilidades.

Qué cabrestante elegir

Una vez aplicada la regla básica –peso del vehículo x 1,5 veces su peso con carga–, ya tenemos por dónde empezar. Si, por ejemplo, tu coche pesa 2.500 kg, deberás elegir un cabrestante con una capacidad igual o superior a 3.750 kg –8.300 libras en la unidad de masa americana–. También hay que tener en cuenta que la capacidad nominal hace referencia a la primera vuelta del tambor, con el cable casi totalmente desenrollado; a medida que va formando capas, su fuerza de tiro va disminuyendo.

cabrestante soporte

Soporte:

La instalación de un cabrestante supone que tengamos que modificar el paragolpes, e incluso reemplazarlo por uno específico para que quede bien anclado. La mayoría de marcas ofrecen bases específicas para los principales 4×4.

Tensión: Las mayores exigencias eléctricas de los nuevos modelos está llevando a implantar, en algunos casos, una red eléctrica de 24 V en vez de los 12 habituales. La mayoría de cabestrantes están disponibles para ambos casos, y la diferencia de precio es pequeña.

Caja de relés: El siguiente paso es elegir el modelo en función del emplazamiento de la caja de relés, que puede ir integrada, en la parte superior (con posición regulable en muchos casos) o a la izquierda. Actualmente, muchos fabricantes optan por la primera opción.

Eléctrico o hidráulico: Los más comunes son los primeros, que van conectados a la red eléctrica del vehículo. Los hidráulicos se alimentan de la presión de la bomba de dirección y se reservan para pesos muy elevados, ya que pueden ejercer mayor fuerza de tiro. Además presentan una ventaja frente a los primeros: pueden utilizarse sin problemas bajo el agua.

Tipo de cable: Cada vez se imponen más los sintéticos de fibra o plasma, pues su resistencia es igual o mayor que el cable de acero, y el peso es mucho más reducido (hasta 20 kilos entre cabestrantes similares). Además, son menos ´engorrosos´ de enrollar, muy flexibles, su duración es mayor y, no menos importante, no producen el temido ´efecto látigo´ en caso de rotura. ¿El problema? Que su precio suele ser bastante superior.

Normativa sobre la instalación de cabrestantes

El montaje de cabrestante en el vehículo requiere legalización en la ITV. Además deberá estar instalado cuidadosamente, evitando que sobresalga del parachoques, al efecto de no interferir en caso de atropello de peatones o ciclistas.