El Presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene en ascuas a todos los fabricantes de automóviles en Estados Unidos por uno de sus últimos tuits. Y es que su idea es frenar las importaciones de la industria automotriz desde México a base de incrementar de forma exponencial los aranceles en las aduanas.
El problema es mayor de lo que parece, pues México es el séptimo fabricante mundial de automóviles y cuarto importador con tres millones y medio de unidades fabricadas anualmente. Muy pocos fabricantes relevantes a nivel mundial no tienen presencia en México, incluyendo marcas 100% americanas como Ford, General Motors o Chrysler.
Lo de Trump con México responde más a una obsesión que a datos reales. Sin ir más lejos, otros países como Alemania, Japón o Canadá exportan más coches a Estados Unidos que México. Y por otro lado, que los coches se fabriquen en México no quiere decir que sean 100% mexicanos, pues los materiales provienen de otros lugares del mundo.
Los dos motivos principales de producir en México es que los sueldos son más bajos y el acuerdo comercial de América del Norte o NAFTA que Trump ya ha criticado y pretende cambiar. Para detener esta tendencia y con el objetivo de que los fabricantes retornen a Estados Unidos y centren allí su actividad, el futuro presidente americano tiene en mente imponer mayores impuestos en las aduanas mexicanas y estadounidenses.