El campeón del mundo de rallyes de la categoría WRC2, Jan Kopecky, ha dejado aparcado su Skoda Fabia R5 de competición para ponerse al volante del nuevo Skoda Kodiaq RS y exprimir sus 240 CV en circuito.
Aunque su oficina diaria es un Skoda Fabia R5 del WRC2, Jan Kopecky conduce a diario un Skoda Octavia RS 245, el modelo más rápido de la gama deportiva de la marca checa, que ahora acaba de ampliarse con el Skoda Kodiaq RS. Por primera vez, Skoda ofrece un SUV de alto rendimiento y al piloto checo le ha asaltado la curiosidad, por lo que ha decidido comprobar de lo que es capaz en un circuito. No es la primera vez que este SUV rueda en una pista cerrada, ya que la piloto Sabine Schmitz entró con él al circuito de Nüburgring y logró el record de tiempo para un todocamino de siete plazas.
Y es que, a pesar de ser tan práctico como el resto de versiones, el Kodiaq RS cuenta con una puesta a punto específica, tiene un diseño más agresivo y equipa un motor biturbo 2.0 TDI que desarrolla 240 CV y 500 Nm de par; gracias a ello, acelera de 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y alcanza una velocidad máxima de 221 km/h. Como te contamos después de probarlo por primera vez, este crossover también cuenta con un sistema de tracción total y una caja de cambios automática de doble embrague DSG de siete velocidades, todo ello por un precio de 43.500 euros (con descuentos incluidos).
«El coche suena genial»
Para comprobar si es tan divertido como el resto de modelos RS, Kopecky se puso al volante del Kodiaq RS en una pista deslizante y en trazado de carreras de gran tamaño. Después de dar varias vueltas, el piloto del mundial de rallyes dijo: «Por encima de todo, me gusta la facilidad con que entrega la potencia. Puedo imaginarme adelantando un camión muy rápidamente gracias a este coche, lo cual es fantástico porque la seguridad debería ser lo primero. El chasis del Kodiaq RS es muy rígido, por lo que apenas hay balanceo y está muy bien equilibrado. Uno puede incluso realizar un ligero deslizamiento durante la conducción, algo que no suele esperarse de un coche tan grande«. Kopecky añadió que «¡El coche suena genial! Tanto dentro como fuera, el sonido está perfectamente afinado. Cuando lo conduces, no suena en absoluto como un motor diésel de cuatro cilindros, más bien como uno de ocho»
