Probamos el Volkswagen ID.3 2024


El Volkswagen ID.3 fue, y es, la gran apuesta de Volkswagen en el mundo del coche eléctrico. Casi cuatro años después de llegar al mercado, recibe una primera actualización para pulir los fallos que han visto los propietarios y los periodistas.

Comprarse un coche completamente nuevo cuando llega al mercado está muy bien. Pero lo cierto es que el mejor momento para comprarse un determinado coche es cuando experimenta su primer restyling, pues es entonces cuando la marca apuesta por subsanar las posibles ‘cagadas’ que haya podido cometer y que sólo se ven en el día a día, con la experiencia de los usuarios y la opinión de la prensa del motor.

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En el caso del Volkswagen ID.3, para Volkswagen la experiencia de los usuarios y de los periodistas tenía especial relevancia, pues era su primera inmersión en el mundo de los 100% eléctricos con un coche que debía marcar el camino a los siguientes modelos de la marca que están apareciendo.

Con ocasión de este primer restyling, en Volkswagen se han centrado en ligeras modificaciones estéticas, de equipamiento y de calidad, principalmente. No hay modificaciones en el aspecto dinámico. Y, también, la gama se ha reducido sólo ad os versiones, al menos de momento.

Si empezamos por los cambios estéticos, lo más llamativo está en el frontal, con nuevas tomas de aire en los laterales del paragolpes y variaciones en la parte del capó más cercana a la luna delantera, y lleva nuevas nervaduras en el capó. También hay algunas diferencias en los faros, que pueden ser matriciales en opción, y dos nuevos colores (gris y verde).

En el interior, los plásticos duros ecológicos que no convencían a nadie han desaparecido de la parte superior del salpicadero para contar ahora con otros más blanditos y agradables, y también se han retroiluminado los botones táctiles del climatizador que hay justo debajo de la pantalla. No han cambiado cosas que yo personalmente considero mejorables, como el mando para seleccionar uno u otro retrovisor para regularlo o la necesidad de pasar por varios menús para desconectar por ejemplo el intrusivo control de cambio de carril.

También, hay una nueva pantalla central de 12 pulgadas con un nuevo sistema de infoentretenimiento que debería haber solucionado los fallos anteriores, y se han añadido elementos en un equipamiento que ahora, en el caso de los opcionales está agrupado en varios packs. No hay cambios en habitabilidad, de manera que el ID.3 es un coche de cinco plazas donde cuatro adultos van bien y con un maletero de 385 litros, que no está mal para su 4,26 metros de largo.

La gama queda formada por dos versiones, la Pro y la Pro S. Y no, la S de la segunda no es porque sea más deportiva o potente, pues las dos tienen 204 CV y la misma puesta a punto y apariencia. La diferencia está en la batería, que en el Pro es de 58 kWh de capacidad y, en el Pro S, de 82 kWh. Por eso, la Pro homologa 428 km de autonomía, mientras que la Pro S llega a 559 km. Curiosamente, pese a la denominación S, es incluso más lenta que el ID.3 Pro ‘a secas’, pues el Pro S tarda 7,9 segundos en pasar de 0 a 100 km/h mientras que el Pro ‘a secas’ lo hace en 7,4 segundos… está claro que esto de la electrificación acaba rompiendo todos los moldes.

Por lo demás, en el aspecto dinámico no hay cambios. El Volkswagen ID.3 sigue siendo un coche cómodo y agradable de conducir en ciudad y alrededores, incluso en autopista. Curiosamente, no se ha mejorado el peor aspecto del coche en este aspecto: los frenos, que siguen teniendo un tacto que a veces no es fácil de dosificar y al que cuesta acostumbrarse. No es que el coche no frene; es que el tacto es raro.

Después, tiene esas típicas cosas que tienen casi todos los eléctricos. Como el peso está muy bien repartido y en una posición muy baja, la primera sensación es de mucho aplomo. El problema está en que el peso es el que es: 1.815 kilos en el Pro y 1.933 kilos en el Pro S. Así que, en carreteras secundarias, se notan ciertas inercias cuando por ejemplo una curva de una carretera secundaria se nos cierra más de lo previsto, o podemos notar cierta sensación de elevación al pasar por alguna curva en rasante que nos hace perder un poco de confianza y precisión.

¿Es esto un problema? Teniendo en cuenta que un coche como el ID.3 tiene un planteamiento más enfocado a la utilización de coche para diario más que para irse por carreteras de montaña, no demasiado.

En cuanto al precio, el Volkswagen ID.3 Pro cuesta 42.750 euros sin ayudas, mientras que el Pro S se va hasta los 48.635 euros. Con ayudas, el Pro sale por 31.430 euros, mientras que el Pro S sale por 37.150 euros. ¿Precio competitivo? No está mal viendo su competencia. Pero, en términos absolutos y teniendo en cuenta que el coche más vendido en España vale 15.000 euros y es de gasolina, sigue estando muy lejos de lo que se supone…

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