Me encuentro en el párking del aeropuerto de Múnich y, mientras observo el restyling del nuevo VW Polo, advierto que los pequeños cambios respecto al antiguo modelo –nuevos faros, paragolpes… y, en el interior, retoques estéticos y la adopción del volante del Golf– hacen que ahora luzca, aún más, como una versión ‘a escala’ del compacto alemán.
TécnicaGagdets… del VW Golf Este VW Polo ofrece más tecnología que cualquier otro urbano. De serie incluye un sistema de frenada automática tras una colisión –evita choques adicionales– pero lo más interesante… es opcional. Puede solicitarse con un sistema de detección de fatiga del conductor –25 euros–, un control de crucero adaptativo –520 euros– que incluye frenada automática de emergencia –por debajo de 30 km/h–, y es el primer coche en Europa que puede llevar MirrorLink –160 euros–: si conectas, vía USB, tu smartphone al coche, verás la pantalla del mismo en el Polo y podrás usar directamente muchas de tus apps.. VW ha puesto toda la carne en el asador y, ahora, el Polo como el Ford Fiesta dos litros y cuatro cilindros cuenta con algunas modificaciones importantes para lograr superar los 150 CV/litro. Una de ellas es el uso mixto de la inyección directa –empleada fundamentalmente cuando pisamos a fondo el acelerador– e indirecta –usada en el resto de circunstancias–. Los inyectores son específicos, pero también lo son el turbocompresor, la culata, las válvulas, sus asientos y muelles, además de los pistones. El sistema 4Motion emplea un embrague Haldex y hay también un emulador electrónico de diferencial delantero autoblocante. |
Y si el diseño apenas ha variado, cuando me subo a su interior, compruebo que tampoco lo ha hecho la calidad de plásticos y ajustes del VW Polo, que lo mantienen como la referencia entre los urbanos.
Pero lo que más me preocupa es si el nuevo propulsor 1.2 TSI 90 CV, uno de los seis bloques renovados en este coche y, por ahora, el más potente en gasolina –hasta que, en algunas semanas, se comercialice el 1.2 de 110 CV, en verano el 1.4 BlueGT de 150 y, a final de año, el GTI de 192 CV–, mantendrá el agrado de funcionamiento de su antecesor: otro 1.2 TSI de la misma potencia.
Comprobémoslo
Arranco y, mientras manejo la nueva dirección eléctrica –algo más directa que la anterior hidráulica– e inserto marchas en la precisa caja manual de 5 velocidades –la automática DSG de 7 marchas cuesta 2.500 euros más–, las sensaciones son buenas: el ruido del motor es escaso y agradable y, la aceleración, firme y progresiva.
Una vez en autopista, constato que este VW Polo responde con energía desde aprox. 1.500 vueltas hasta las 5.000 rpm, se muestra cómodo y estable aún a 160 km/h y mantiene un consumo contenido de unos 5,7 l/100 km –a propósito, toda la gama incluye Stop/Start de serie–.
Hasta el momento, logra un notable… pero me toca desviarme por carreteras de montaña.
Una vez allí puedo apreciar el buen tacto y potencia de sus frenos y cómo la suspensión con amortiguación ajustable –opcional por 365 euros; el VW Polo es el primer urbano que puede equiparla–, resulta algo incómoda en su posición Sport.
Por lo demás, mantiene su facilidad de conducción y aplomo, y aunque no puede competir en agilidad con un Mini, también permite divertirse a sus mandos. Le doy un notable alto… a la espera de más CV.