Aunque la ubicación es todavía una incógnita, Volvo ya se ha sentado a la mesa con los representantes de varios estados norteamericanos tales como Kentucky, Carolina del Norte y Carolina del Sur. En cualquier caso, la pretensión de la sueca es ampliar su penetración en dicho mercado, en donde el año pasado sólo representó el 12% de las ventas con 56.366 unidades vendidas. Con esta nueva planta, espera aumentar sus ventas hasta los 100.000 vehículos que es aproximadamente el número de modelos que ya vendió en 2007.
Al igual que con la ubicación, de momento tampoco se sabe qué modelos se construirían allí, pero todo hace indicar que serían tanto el nuevo XC90 como la próxima generación del XC60, al ser los SUV uno de los segmentos más populares en el mercado americano.