La multa fue impuesta tras la sentencia dictada a principios del mes de abril, en la cual un jurado popular de Estados Unidos concluyó que el fabricante era el máximo responsable del fallecimiento del pequeño Remington Walden tras la colisión sufrida por el vehículo en el que viajaba, un Jeep Grand Cherokee del año 1999. El abogado defensor usó como argumento que el coche era peligroso, ya que el depósito de combustible se ubica en la parte trasera, lo cual motivó que el coche se incendiase tras el impacto.
La sentencia exige el pago de 150 millones de dólares –unos 140 millones de euros– a su familia en concepto de indemnización por la pérdida de su hijo. Fiat Chrysler Automobiles tiene previsto recurrir el fallo del jurado, ya que insiste en que el coche no es peligroso. Pero se da la circunstancia de que la NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration), la agencia que regula la seguridad del tráfico en la carretera en los Estados Unidos, ya había hecho un llamamiento a la marca para mejorar la seguridad y evitar este tipo de incidentes, en concreto en los Grand Cherokee fabricados entre 1993 y 1998. Jeep efectuó una llamada a revisión que afectó a más de un millón y medio de unidades, aunque hasta 2005 no cambió la ubicación del depósito de combustible. La agencia estipula que el inadecuado emplazamiento ha sido responsable de casi medio centenar de muertes por circunstancias similares.
En definitiva, el jurado consideró que FCA no había informado de forma adecuada a los clientes del elevado riesgo que suponía, y por tanto el 99 por ciento de la responsabilidad recae en fabricante, mientras que el 1 por ciento restante ha de cubrirlo el conductor que embistió al Grand Cherokee de la familia Walden.
