Aprovechando la entrega de los Audi de cesión a los futbolistas del Real Madrid y del Fútbol Club Barcelona, llevo toda la semana pensando lo mismo. ¿Qué modelo de Audi elegiría yo para que la marca alemana me lo cediera durante la temporada para mi uso particular? Lo primero que tengo claro es que sería uno poco común entre mis compañeros. Es decir, nada de un Audi Q7, un Audi A7, ni un Audi RS 6. Lo segundo que sé es que escogería un deportivo, pero sin necesidad de que su potencia fuese grotescamente elevada, como la del citado RS 6. Y lo tercero que sé es que el modelo que eligiese sería uno de esos que te animan a conducir. De esos que te transmiten sensaciones. Que suenan, que corren, que estimulan. ¿Un TT RS quizá? No, demasiado pequeño. ¿Un ´humilde´ S4? Aunque no sea de los más jugosos en cuanto a disfrute al volante, me gusta esa idea, aunque siempre sería un modelo eclipsado por el recién llegado Audi RS 4.
Casualmente, un RS 3 Sedán campa por la redacción. Creo que este sería el elegido. Para empezar, ninguno de los jugadores de la plantilla lo ha escogido. Sí han optado por algún RS 3 Sportback, pero no Sedán. Y aquí me hallo, sentado en el asiento deportivo del coche que mi yo futbolista ha elegido. Antes de conducirlo, una de las cosas que más me atraen del coche es que resulta bastante discreto dentro de su brutalidad. Una doble salida de escape, aletas levemente ensanchadas, frenos enormes, un provocativo alerón? y poco más le diferencia de un ´vulgar´ Audi A3 con paquete S-Line. Y dentro, las diferencias son aún más discretas, siendo una de ellas un volante de Alcántara con un tacto exquisito.
Audi RS 3 Sedán: lobo con piel de cordero
Sin embargo, el RS 3 es totalmente distinto a un A3 cuando arrancas el motor. Pulsas el botón de puesta en marcha, y un par de estremecedores petardeos prosiguen a un terrible golpe de gas. Maravilloso. Sólo se vende con cambio automático, pero la caja S-Tronic de 7 velocidades funciona de forma tan impecable que es una buena noticia. Lo bueno del RS 3 es que puedes utilizarlo como cualquier A3 normal, con la única salvedad de que el consumo en uso real ronda los 12 l/100 km. El maletero también se reduce a 315 litros, pero sus formas son tan aprovechables que hablamos de un mal menor. En todo lo demás, Audi lo ha bordado. Para empezar, ha logrado una berlina compacta ágil, expeditiva y muy gratificante de conducir rápido. Apenas dos vueltas de volante, una suspensión convenientemente dura en el modo Dynamic, y una tracción total configurada para dotar de cierto protagonismo al eje trasero, forman un conjunto de mejoras que le sientan ´de diez´ al RS 3, ya que se siente como un verdadero deportivo.
Capítulo aparte merece el motor. Se trata de un bloque pentacilíndrico con 2.5 litros de cilindrada, turbo y 400 CV de potencia. Sus prestaciones, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos, hablan por sí solas. Además, no se produce mucho retraso en la respuesta del acelerador, suena de maravilla, y el tramo comprendido entre 5.500 y 7.000 rpm es una auténtica pasada.
Y nos ha gustado tanto porque el RS 3 es un deportivo para todo. En un uso normal es casi tan confortable y práctico como cualquier otro A3 Sedán, mientras que cuando quieres sensaciones deportivas, está tan capacitado para proporcionártelas como un súper deportivo. Por eso, sin duda alguna, sería mi coche si fuese futbolista.
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