La «batalla» por lograr el máximo grado de conducción autónoma está servida y BMW acaba de tomar cierta ventaja respecto al resto de rivales con la inauguración de su Campus de Conducción Autónoma. El centro, ubicado en Múnich, está enfocado a la investigación y el desarrollo de este tipo de tecnología.
La marca bávara ha realizado una importante inversión en estas instalaciones, que ya funcionan a pleno rendimiento y cuentan con más de 1.800 empleados. A su inauguración han acudido, además de los medios de comunicación, varios representantes políticos del país germano, entre los que figuraba Markus Söder, Primer Ministro de Baviera. Su presencia recalca la trascendencia de este centro para Alemania y, en general, para la industria del automóvil y su evolución.
Con la apertura de este Campus, BMW cuenta con más de 23.000 metros cuadrados destinados, por completo, al desarrollo de los vehículos sin conductor. El objetivo de la compañía de la hélice pasa por implementar el nivel de autonomía 3 en uno de sus coches para 2021.
Será con el lanzamiento del BMW iNext en 2021 y supone que coche y conductor compartan las responsabilidades de conducción, pudiendo dejar el completo manejo del vehículo a la máquina en situaciones de tráfico concretas. Esto permitirá al conductor emplear largos periodos de tiempo en tareas ajenas a la conducción, si bien deberá mantenerse en el puesto de conducción y tomar los mandos cuando el sistema lo requiera.
Más cerca del nivel 5 de autonomía
La escala de conducción autónoma comprende cinco niveles ordenados de menor a mayor intervención de la máquina. El primero abarca sistemas de conducción automáticos como el control de crucero y el último supone una autonomía total, por lo que no es necesario que una persona se ponga en el puesto de mandos, pudiendo llegar a prescindir de los pedales o el volante. En la actualidad, los fabricantes han alcanzando el nivel dos gracias a los sistemas de asistencia a la conducción, aunque la responsabilidad de la conducción recae únicamente en el piloto.
El nuevo Campus de Conducción Autónoma permitirá a BMW alcanzar los niveles superiores de la escala en un periodo de tiempo relativamente corto. Para ello es imprescindible que las diferentes administraciones desarrollen un marco legal específico que permita circular a este tipo de vehículos por la vía pública; también es necesario que la evolución de las infraestructuras vaya en consonancia con los avances en el sector de la automoción. Por lo pronto, es previsible -e inevitable- que los vehículos convencionales y los autónomos convivan durante un tiempo, por lo que, parte del trabajo pasa por esa lograr esa adaptación.
Simulación e inteligencia artificial
Para ello, los trabajadores del Campus de Conducción Autónoma enfocarán sus esfuerzos a acumular y procesar los datos obtenidos en las pruebas, crear escenarios que contemplen todo tipo de situaciones y condiciones a las que se enfrentarán los vehículos autónomos y, por último, conseguir que la inteligencia artificial encargada de asumir el manejo del coche complete el aprendizaje para prescindir de la figura del conductor y sea capaz de tomar decisiones de forma correcta ante cualquier tipo de imprevisto y situación.
En 2017, BMW puso en marcha una flota de 40 vehículos de desarrollo y, este año, serán 80 los automóviles utilizados para llevar a cabo pruebas en Alemania, Estados Unidos, China e Israel. Todos ellos recopilarán los datos obtenidos a través de sensores, radares y cámaras conectadas con sus cerebros informáticos, denominados PADS.
Los PADS destinados al desarrollo del nivel 5 tienen la potencia equivalente a 150 ordenadores y son capaces de guardar hasta 40 terabytes de datos en una sola jornada de pruebas. Los datos, que son enviados a diario al Data Centre de la marca, ubicado a 2 kilómetros del Campus, sirven para construir las citadas simulaciones y crear un abanico de escenarios de conducción.
La seguridad es lo primero
Factores como la climatología o el estado de la vía están contemplados en estos escenarios, pero también la interacción con el resto de vehículos, peatones, ciclistas y, en definitiva, cualquier elemento que interfiera en la circulación del automóvil. Como no podía ser de otra manera, la seguridad es la prioridad número uno de los investigadores y, en caso, de duda o de imposibilidad a la hora de tomar una decisión, el coche se detendría para garantizar la integridad de los ocupantes.
Y es que son muchos los actores que intervienen a la hora de hora de llevar esta tecnología a la calle. Sensores, cámaras, radares y los mencionados PADS son los encargados de sustituir al conductor y, aunque el objetivo es garantizar su correcto funcionamiento, pueden llegar a fallar o ver interrumpidas algunas de sus funciones.
Sin ir más lejos, el barro o la nieve pueden entorpecer el visionado de las cámaras; si bien el resto de elementos estarían capacitados para asegurar un correcto funcionamiento del conjunto, el vehículo podría llegar a parar o, en el mejor de los casos, ceder los mandos al conductor hasta que el problema sea solucionado. En cualquier caso, BMW nos ha dejado claro que la seguridad estará por encima de todo.
También hemos aprovechado la visita al Campus para montarnos en un BMW Serie 7 con un nivel de autonomía 5. Este vehículo de pruebas está comunicadon con un teléfono móvil que nos permite manejar algunas funciones, como el encendido y apagado de las luces, el aparcamiento remoto o pedir al propio coche que nos venga a buscar a un punto concreto y nos lleve a otro destino. Durante el recorrido nos sentamos en los asientos traseros, por lo que la responsabilidad de la conducción fue, enteramente, del automóvil. Aunque el test se llevó a cabo en uno de los áreas de pruebas del Campus de Conducción Autónoma, sirve como anticipo de lo que veremos en las calles dentro de unos años.