Citroën es una marca que nos tiene acostumbrados a presentar prototipos muy innovadores a la par que muy minimalistas. Un recuerdo reciente es el del Citroën AMI, ese pequeño microurbano eléctrico que acabó llegando a la producción y que actualmente se comercializa.
Pues, en esa misma dirección, la firma del doble chevrón, que por cierto acaba de renovar su emblema, ha presentado el OLI (all-ë), un vehículo urbano que pretende convertirse en algo así como el ‘coche eléctrico del pueblo’ gracias a su extrema sencillez, su notable practicidad y su precio, que presumiblemente sería muy contenido.
Y digo ‘sería’ porque se trata de un concept-car que no llegará a la producción en esta misma forma, aunque muchas de sus soluciones sí lo harán en un modelo que sí será diseñado para ser producido en serie. Así las cosas, por ejemplo, llama la atención su luna delantera completamente plana y vertical, que reduce el uso de vidrio y supone un ahorro del 17% en el uso del aire acondicionado, puesto que el habitáculo queda menos expuesto a la incidencia del sol.

También es un coche tremendamente sencillo. Dentro no hay pantalla alguna (sí soportes para teléfonos o tablets), la tapicería de los cuatro asientos es muy minimalista (incluso deja a la vista parte de la estructura de las butacas) y todo el interior puede lavarse ‘a manguerazo limpio’ gracias a los desagües que hay en el suelo.
Por fuera, su cuadriculado diseño está repleto de personalidad y también es muy sencillo y práctico. Por ejemplo, las puertas traseras se abren a la inversa para favorecer el acceso, mientras que los paragolpes delantero y trasero son exactamente los mismos. Y, por otra parte, capó, techo y portón trasero están fabricados en cartón corrugado recubierto de resina de poliuretano. Y no creas que ese material es endeble, puesto que la marca precisamente destaca su resistencia con una foto de una pareja tumbada en el techo del vehículo.
También presume de una notable capacidad de carga, pues los respaldos traseros se pueden reclinar y la luna trasera puede bascular hacia arriba, dejando una superficie de carga totalmente plana que mide 105 cm por 99 cm.

En lo que respecta a su parte motriz, poco se sabe, salvo que emplea un único motor eléctrico y una batería de 40 kWh que, gracias a un contenido consumo de tan sólo 10 kWh/100 km (ahí juega a su favor que el coche pesa en torno a 1.000 kg, lo cual es muy poco para un eléctrico de 4,20 metros de largo), dota al OLI de una autonomía de 400 km. La velocidad máxima se cifra en 110 km/h.
Además, su sistema eléctrico es bidireccional, de manera que puede recargar otros dispositivos y hasta dotar de energía a una casa (hasta 3000 W durante 12 horas). También destacan sus futuristas neumáticos conceptuales Goodyear, reciclados y reciclables, que pueden alargar su vida útil hasta el medio millón de kilómetros y que están monitorizados para conocer en todo momento datos como su presión, su temperatura o su grado de desgaste.
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