Citroën siempre ha sido conocida por apostarlo todo por la innovación en cada uno de sus lanzamientos. Esto lo hemos podido ver como lanzamientos tan determinantes en el mundo de la automoción como el Citroën 2CV, los DS, SM y CX, o el más moderno Citroën XM. Lanzado a finales de la década de los 80, más concretamente en 1989, el XM supuso un nuevo salto evolutivo a todos los niveles.
El refinamiento y la tecnología más innovadora fueron los pilares principales sobre los que se erigió el Citroën XM. Su lenguaje de diseño, a cargo de Bertone, fue totalmente rompedor y presagiaba la atractiva y a la par arriesgada propuesta de los franceses. Su nuevo buque insignia estrenaba la suspensión Hidroactiva, que tomaba el relevo de las últimas evoluciones de las suspensiones hidroneumáticas anteriores, y que se valía por primera ves de la electrónica, lo que le valió el título de Coche del Año en Europa en 1990.

Otro de los aspectos que más llamó la atención en su momento, fue la amplia superficie acristalada, con nada menos que 13 lunas. Esto permitía una grandísima luminosidad para un interior con el foco esta puesto en maximizar la sensación de espacio y ofrecer el mejor confort posible. Para ello, se valía del sistema de suspensión anteriormente citado. A esto, se unían soluciones como la guantera del copiloto podían abrirse desde su parte superior, para asegurar un acceso cómodo y rápido a su contenido.
El Citroën XM, el precursor de la electrónica moderna
El XM también aportó nuevas soluciones en lo referente a los grupos ópticos. De hecho, se trató de los primeros faros de superficie compleja en la historia del automóvil. Grosso modo, esto permitía concentrar todos los elementos de los faros en una superficie más pequeña y con un haz de luz que permitía una mejor visión de los acontecía en la carretera.

Mecánicamente, el Citroën XM aprovechó los esquemas motrices del SM, con un bloque V6 de 3.0 litros que, en su versión de 24 válvulas, extraía una potencia de 200 CV.
Para 1996 llegó la segunda generación, donde una vez más se incorporó una tecnología vanguardista: el multiplexado. Se trataba de una solución que permitía por primera vez conectar la electrónica del vehículo al panel de instrumentos a través de datos digitalizados. Una centralita era capaz de gestionar todos los sistemas y que sirvió de puerta de entrada para lo que hoy consideramos totalmente normal. Sin duda, todo un adelantado a su tiempo.
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