La segunda generación del Citroën C5 llegó al mercado en 2008 con un planteamiento mucho más ambicioso que la primera. Con sus 4,78 metros de largo -4,82 en la versión familar Tourer- y una amplia distancia entre ejes -2,82 metros-, lucía una presencia imponente y destacaba por unos rasgos estéticos muy singulares: su marcada línea de cintura, una pronunciada caída del techo y su original luna trasera cóncava –en la berlina-, le otorgaban un aspecto mucho más deportivo que el primer modelo de la saga.
En su interior mantenía esos rasgos distintivos de otros modelos de la marca, con detalles como un volante con una zona central fija y la curiosa disposición de la pantalla del sistema multimedia. Además, se reforzó la calidad percibida y se ofrecía un sorprendente paquete de equipamiento que recubría el salpicadero, los paneles de las puertas y los asientos de un lujoso tapizado en cuero.
El maletero no destacaba por su capacidad -439 litros-, si bien para eso estaba la versión Tourer con 505 litros y un práctico portón trasero que facilitaba notablemente las operaciones de manejo del equipaje. También se ofrecía una versión campera –CrossTourer- con protecciones en la carrocería, un avanzado control de tracción y una suspensión elevada.
La gama mecánica sufrió constantes variaciones; contaba de origen con múltiples opciones gasolina -1.8 de 127 CV, 2.0 de 143 CV y un 3.0 V6 de 215 CV- y diversos diésel HDi -1.6 de 110 CV, 2.0 de 138 CV, 2.2 de 173 CV y un 2.7 V6 de 208 CV-. También hicieron acto de presencia el prestacional gasolina 1.6 THP 155 así como un sorprendente diésel 3.0 V6 HDi con 240 CV. Además, el motor 2.0 HDi evolucionó con variantes de 140 y 160 CV.
Uno de los rasgos distintivos era la posibilidad de elegir entre la suspensión convencional o una neumática Hidroactiva III+, ambas lograban un excelente grado de comodidad. También se ofertaron interesantes equipamientos como los asientos con masaje, avisador de cambio involuntario de carril o los faros adaptativos.
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Una curiosidad era su tren de rodaje; además de incluir una suspensión trasera multibrazo, el eje delantero incorporaba un esquema de doble triángulo. Un aspecto sorprendente, ya que en su primo, el Peugeot 508, recurría a un eje delantero sofisticado únicamente en su versión deportiva GT.
Posiblemente todavía queden unidades en stock de este modelo -con motores diésel BlueHDi de 150 y 180 CV-, ya que sigue anunciándose en la página web de Citroën, si bien ha desaparecido del configurador de la marca.