Hace unos días, un buen amigo me comentó que quería comprarse un coche eléctrico. Trabaja cerca del centro de Madrid y necesita un coche para bajar a diario a Madrid, donde trabaja. Aparca en zona SER, y vive en un municipio de la A6, así que un eléctrico le permitiría ahorrarse los 120 euros mensuales que paga de garaje y también se podría aprovechar del carril Bus-VAO. Tiene garaje privado, así que el punto de carga no supone mayor problema que instalarlo y pagarlo.
Mi amigo es, por tanto, un clarísimo ejemplo de un conductor para el que el coche eléctrico es la solución ideal. Además, tiene un monovolumen que seguirá utilizando para sus vacaciones y demás, de manera que le basta con que sea un coche relativamente pequeño y tampoco necesita una batería muy grande y de gran autonomía.

Bien. El coche eléctrico es la solución adecuada para su movilidad. Pero, ¿interesa comprarse un coche eléctrico en la actualidad, o es mejor esperar unos meses? Él me preguntaba esto porque el MG4 era su elegido, pero la llegada de forma inminente de los aranceles a los coches eléctricos chinos (se impondrán el 4 de julio, y a MG le va a suponer pagar un 38% de aranceles para el MG4) le hacen plantearse si comprarlo ya o no, pues también ha visto el nuevo Citroën ëC3, y su precio de 22.590 euros le plantea la duda de si es la opción ideal (el MG4 más barato arranca a día de hoy en los 25.480 euros).
Todo este rollo viene a cuento porque su otra gran pregunta fue: “¿me lo compro ya, o espero? Ahora me voy a ir de vacaciones y en realidad no lo voy a necesitar hasta septiembre”. Su duda es razonable, porque aún no se sabe qué pasará con el precio del MG4, tampoco se sabe qué va a pasar con las ayudas a la compra de coches eléctricos, y el giro político un poco más a la derecha después de las elecciones plantea dudas sobre qué pasará con el coche eléctrico y, sobre todo, con las restricciones.
Demasiadas incógnitas
El problema es que todas estas dudas no tienen una respuesta oficial a día de hoy. Podemos imaginar qué va a pasar, pero eso no significa que sea lo que va a ocurrir. Por ejemplo, es de suponer que el precio actual de los eléctricos chinos se pueda resentir. Desde luego, si fuesen empresas europeas, se resentiría de forma muy notable.
Pero, ¿qué pasa con las empresas chinas? Pues no está demasiado claro, sobre todo cuando China ya ha empezado a hablar de los aranceles que le va a poner a Europa y los fabricantes europeos tampoco parecen estar de acuerdo con las medidas arancelarias, de manera que todo podría cambiar de nuevo en cualquier momento.
¿Serán entonces más caros los coches eléctricos a partir de ahora? ¿Qué va a pasar con todos esos eléctricos europeos que hablan de precios de en torno a 20.000 euros? ¿Podrán mantener esos precios si China decide subir el precio de las baterías, o de sus materias primas? Ni idea. Pero lo que está claro es que, si las marcas quieren vender más eléctricos, es porque la demanda no es tan grande como para cubrir toda la oferta, y eso nos hace pensar inevitablemente que subir esos precios sería pegarse un tiro en cada pie. No tienen mucho margen de maniobra.
¿Y las ayudas a la compra del coche eléctrico? Es de suponer que se deberían mantener en una situación similar a la actual. Y, si cambian, se supone que deberían cambiar para mejorar, no para ser peores, ya sea por la cantidad de dinero en sí o por la eliminación de gran parte de la burocracia que ahora mismo padecen quienes quieres optar por estas ayudas.

En cuanto al aspecto político, nuestra bola de cristal es incapaz de imaginar lo que pueda suceder en los próximos años. Todo indica que acabaremos electrificados tarde o temprano, aunque también parece que los tiempos podrían alargarse y que otro tipo de tecnologías como los híbridos o híbridos enchufables tienen más recorrido que el que tanto las marcas como los políticos imaginaron en un primer momento. Una vuelta atrás radical en temas de electrificación no parece probable.
¿Y una multiopción?
Añadimos también otro factor más a la ecuación: las baterías. Los fabricantes están dando garantías de la batería en muchos casos por encima de los cinco años. Ocho años es una cifra bastante habitual. Sin embargo, los vaivenes de los precios de los eléctricos hacen que su depreciación sea elevada, y a eso también se suma el hecho de que las baterías vayan mejorando a pasos agigantados.
Eso quiere decir que un coche eléctrico con una batería muy ‘maja’ a día de hoy, probablemente en cinco años haya quedado obsoleta, como ocurre con los teléfonos móviles. Y, aunque sabemos que eso es así, nadie puede esperar eternamente a que saquen el siguiente, porque nunca comprarías nada.
Por eso mismo, si estás pensando en adquirir un eléctrico o un híbrido enchufable, sí creo que es especialmente interesante que pienses en una multiopción (ya sabes, esa fórmula por la que compras un coche y, pasado un tiempo, lo cambias por otro nuevo entregando el viejo como entrada, lo devuelves, o pagas lo que te falta y te lo quedas) o incluso un renting a particulares.
Sí, te saldrá más caro, pero puede ser una buena opción para evitarte posibles quebraderos de cabeza en el futuro y te puede dar una mayor tranquilidad en la actualidad, sobre todo si es tu primer eléctrico.
Con todo esto, ¿es el mejor momento para adquirir un eléctrico? Sí. O no. Nadie lo sabe. Pero lo que sí tenemos claro es que no es un mal momento para adquirir un eléctrico, siempre y cuando sea el tipo de vehículo que cubra nuestras necesidades en la actualidad. La única gran duda es si optar por una multiopción o no. Pero, si tu idea es financiar, también creo que es la solución adecuada ahora mismo y para la compra de un coche eléctrico o híbrido enchufable.
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