Este cambio en la postura de Donald Trump parece más un movimiento táctico que una verdadera conversión. El fin del voto final justifica cualquier medio, aunque también condiciona un tal Elon Musk y Tesla, que apoyan abiertamente a Trump.
En un giro sorprendente, Donald Trump, conocido por su postura abiertamente hostil hacia los vehículos eléctricos, ha cambiado su discurso, pasando de ser un crítico feroz a un defensor aparente de estos automóviles.
Este cambio de postura, sin embargo, no parece surgir de una convicción genuina, sino más bien de una presión externa, en particular de Elon Musk, el multimillonario dueño de Tesla y uno de los principales donantes de la campaña presidencial de Trump.
Trump y su posición en contra del coche eléctrico
El 31 de julio, durante una conferencia en Chicago, Trump declaró estar «en contra de todos los que tienen un coche eléctrico», a pesar de mencionar que Elon Musk, «un amigo», lo había apoyado.
Sin embargo, apenas unos días después, el 3 de agosto, en un mitin en Atlanta, el candidato republicano sorprendió al público al anunciar que ahora está «a favor de los coches eléctricos». Trump justificó este cambio diciendo: «Tengo que estarlo porque Elon me ha apoyado firmemente», una declaración que parece más una obligación que una convicción personal.
Este cambio de tono parece responder a las presiones de su entorno y, en particular, a la influencia de Elon Musk, quien, según rumores, podría haber hecho una llamada estratégica a Trump, recordándole la importancia de no alienar a un sector que representa a un grupo significativo de votantes y donantes.
Musk, conocido por su influencia tanto económica como tecnológica, habría sido fundamental en este cambio de postura, especialmente si consideramos el gran apoyo financiero que podría estar proporcionando a la campaña de Trump, aunque las cifras exactas aún no se han confirmado.
A pesar de este aparente apoyo, Trump sigue siendo cauteloso en su nueva posición, describiendo a los coches eléctricos como adecuados solo para «un pequeño segmento de la población» y reiterando que «todo tipo de coche imaginable» debe estar disponible en el mercado. Este discurso moderado podría ser un intento de apaciguar a sus seguidores tradicionales, quienes aún ven con escepticismo el auge de los vehículos eléctricos.
Este cambio de postura de Trump no ha pasado desapercibido para sus adversarios políticos. Kamala Harris, la candidata demócrata, ha aprovechado la oportunidad para subrayar la incoherencia de Trump, presentando su apoyo reciente a los coches eléctricos como un mero acto oportunista.
Con el respaldo del influyente sindicato UAW (Union Automotive Workers) y el impulso de las políticas pro-vehículos eléctricos de la administración Biden, Harris podría utilizar este episodio para cuestionar la credibilidad de Trump en temas clave de la campaña.
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