Fraude cuentakilómetros coches de segunda mano

Este es el truco que más usan para estafarte al comprar un coche de segunda mano… y estas son las marcas con más fraudes

Manipular el cuentakilómetros sigue siendo el engaño más habitual entre los coches de segunda mano: uno de cada doce coches lo sufre y hay marcas con más del 20 % de unidades afectadas.

El mercado de coches de segunda mano continúa siendo una opción muy popular entre los conductores españoles. Es más, para muchos, representa la única vía posible para cambiar de coche sin arruinarse. Sin embargo, esta alternativa sigue estando marcada por ciertos riesgos que no siempre se tienen en cuenta. El más preocupante —y más común de lo que parece— es la manipulación del cuentakilómetros.

Según un estudio reciente realizado por Carly, aplicación líder en diagnóstico electrónico del automóvil, el 8,5 % de los vehículos inspeccionados en España durante 2024 presentaban signos de kilometraje alterado. O dicho de otro modo: uno de cada doce coches de segunda mano podría haber recorrido muchos más kilómetros de los que indica su cuadro de instrumentos.

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Este tipo de fraude, lejos de ser anecdótico, altera por completo el valor real del coche, lo que implica que el comprador puede estar pagando miles de euros de más. Pero no solo afecta al bolsillo. Con un kilometraje falso, también se oculta el desgaste real del motor, la transmisión, la suspensión y otros componentes clave que, en caso de fallo, podrían comprometer la seguridad en carretera.

No es solo cosa de coches premium

Aunque la manipulación del cuentakilómetros no entiende de marcas ni segmentos, el estudio de Carly revela que algunas firmas presentan una mayor proporción de vehículos con indicios de fraude. Esto no significa que sean las marcas con más casos en términos absolutos, sino que, en relación con los coches analizados, son las que concentran un mayor porcentaje de unidades con el kilometraje alterado.

A la cabeza del ranking se sitúa Mercedes-Benz, con un preocupante 20,33 % de los coches inspeccionados mostrando signos de manipulación. Le siguen Volkswagen (16,08 %) y SEAT (14,24 %). Llama la atención que incluso marcas tradicionalmente asociadas a la fiabilidad, como Mazda, Honda o Toyota, también superan el 10 %, lo que confirma que ningún fabricante está exento de este problema en el mercado de segunda mano.

El fraude puede costarte hasta 2.000 € de más… y una avería inesperada

La gravedad de este engaño no se mide solo en porcentajes. Un estudio paralelo realizado por carVertical estima que los coches con el odómetro alterado muestran, de media, casi 84.000 km menos de los reales. Esa diferencia se traduce en un sobreprecio de hasta un 21 %, lo que puede significar más de 2.000 euros de pérdida para el comprador por cada 100.000 km “borrados”.

Además del impacto económico, el verdadero problema llega cuando el coche empieza a dar fallos inesperados. Al ocultar el desgaste acumulado, se ocultan también posibles averías en el motor, los frenos o la dirección, con el riesgo añadido de sufrir problemas graves nada más salir del concesionario.

Tres claves para evitar sorpresas desagradables

Desde Carly, recomiendan a los compradores seguir una pequeña guía de comprobaciones básicas antes de cerrar la compra:

  1. Escaneo electrónico del vehículo: Con un dispositivo OBD2 conectado al móvil, es posible detectar en cuestión de minutos si el kilometraje ha sido manipulado o si hay fallos registrados que no se han comunicado.
  2. Verificar historial de mantenimiento: Solicita siempre el libro de revisiones y las últimas ITV, y comprueba que los kilómetros reflejados en esos documentos coinciden con los actuales.
  3. Desconfía de los chollos: Un coche aparentemente impecable con pocos kilómetros y un precio demasiado bajo suele esconder algo. Si parece demasiado bueno para ser verdad… probablemente lo sea.

Comprar un coche de segunda mano sigue siendo una opción inteligente, siempre que se haga con cabeza. Un pequeño gesto como conectar un escáner o consultar el historial real puede ahorrarte disgustos —y mucho dinero—. Porque, cuando se trata de seguridad y fiabilidad, cada kilómetro cuenta.

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