El Ferrari Arno XI fue desarrollado en colaboración con el piloto de lanchas de carreras Achille Castodi. Para ello, la firma italiana puso a su disposición a un equipo de ingenieros de competición de la Scuderia de Ferrari. Estos hombres tuvieron la complicada tarea de trasladar al medio acuático —sin ninguna experiencia previa— la tecnología que les había llevado a conseguir tantos éxito en la Fórmula 1.
El objetivo de Castoldi no era otro que el de alcanzar el récord mundial de velocidad en la categoría de hidroplanos con un peso inferior a 800 kg. Para ello Enzo Ferrari, recomendó instalar en la nave el mismo motor de competición que empleaban sus monoplazas, capaz de ofrecer entre 550 y 600 CV de potencia. Tras una profunda puesta a punto para lograr su cometido, el propulsor consiguió reflejar en el agua del Lago Iseo de Bérgamo (Italia) sus excelentes prestaciones sobre el asfalto logrando una velocidad récord de 242,19 km/h.
Más allá del apartado mecánico, el diseño de esta joya naútica es obra del italiano Cantieri Timossi, que añadió al hidroplano una madera maciza chapada en caoba marina con la estructura de los monoplaza Ferrari y, obviamente, pintada en su característico tono de rojo, el Rosso Corsa. El conjunto luce una silueta afilada en la que la aerodinámica juega un papel fundamental.
Sin embargo, al poco tiempo de conseguir la proeza, el motor se incendió y saltó por los aires. Unos años después la embarcación fue restaurada por la división Ferrari Classiche y se instaló un nuevo motor V12 de 4.5 litros de Ferrari que en su especificación de serie ofrecía 385 CV.
Ahora, la casa de subastas duPont Registry anuncia en su web que pronto celebrará una puja en la que el Arno XI podría cambiar de propietario. No se sabe nada acerca de su precio. Sin embargo, en 2012 este mismo ejemplar fue vendido por un millón de dólares, unos 850.000 euros al cambio.