Hyundai Kona diésel, primera prueba

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Se estaba haciendo de rogar y, a pesar del éxito comercial cosechado con las versiones de gasolina, incluso, a su nivel, con el Kona eléctrico, los modelos del segmento en que se encuadra el Kona, necesitan una mecánica de gasóleo.

La mecánica elegida es la misma 1.6 CRDi de la línea Smartstream que equipa el Tucson, es decir, un bloque de 1.590 cm³ turboalimentado y que se ofrece con dos rangos de potencia: 115 y 136 CV. Las variantes menos potente va asociada a una caja de cambios manual de seis velocidades y solo está disponible con tracción delantera. Por su parte, la versión de 136 CV se ofrece siempre con una caja de cambios de doble embrague y siete velocidades (7DCT), en configuración de tracción delantera o total. Los consumos homologados para estas mecánicas son de 4,3 y 4,9 litros cada 100 km, respectivamente.

Por lo que respecta a las mecánicas de gasolina, se siguen manteniendo los mismos motores: el 1.0 de 120 CV con cambio manual de 6 relaciones y tracción delantera o el 1.6 T-GDI de 177 CV con cambio 7DCT. Este último ahora se puede adquirir también con tracción delantera –hasta ahora solo estaba disponible con tracción total–.

En Hyundai creen que el cliente del Kona da mucha importancia a la posibilidad de personalización del vehículo y, por eso, ofrecen hasta 27 combinaciones de colores para la carrocería, así como diferentes combinaciones de tapicerías para el interior, varios modelos de llantas, etc.

En cuanto al diseño exterior, Hyundai ha aprovechado esta actualización de la gama para introducir un par de novedades, como la antena de aleta de tiburón y unas llantas bicolor de 18 pulgadas.

Al volante del Hyundai Kona diésel

Nuestra toma de contacto ha tenido lugar en los alrededores de Barcelona –concretamente por las comarcas del Vallés Occidental y el Bagès– por autopista, carreteras convencionales y algunos tramos por carreteras de montaña muy reviradas.

La versión que hemos podido probar es la 1.6 CRDi de 136 CV con tracción total y cambio automático de siete marchas. Este motor, que ofrece muy buena respuesta en el Tucson, se muestra aún más brillante en el Kona, gracias al menor peso de este. Los consumos reales en un recorrido en el que la mitad discurría por carreteras de montaña, se situó en torno a los 6 l/100 km. El cambio de doble embrague 7DCT se muestra rápido en su funcionamiento, intentando buscar siempre la relación adecuada pàra encontrar el mejor compromiso entre eficiencia y confort, salvo que seleccionemos el modo de conducción «Sport», que apura un poco más las marchas para que la conducción se más dinámica. En cualquier caso, no se trata de un cambio drástico. la circular en este modo, llama casi más la atención los ribetes rojos que adopta la instrumentación que el comportamiento real del coche.

Al negociar las curvas, el Kona nos transmitió sensación de agilidad, quizás motivada, también, por el hecho de haber conducido previamente los nuevos Tucson y Santa Fe, más grandes y pesados que el benjamín de la casa. La dirección nos pareció suficientemente directa y la suspensión trabaja con solvencia para controlar las inercias de la carrocería y filtrar las pequeñas irregularidades del terreno.

A la hora de afrontar largos trayectos por autopistas, el Kona 1.6 CRDi 4×4 ofrece un elevado confort de marcha, el motor no es especialmente ruidoso y los consumos se mantienen con facilidad en torno a los 5 litros –bajar esa barrera en una conducción normal se nos antoja complicado–.

En nuestra toma de contacto nos faltó circular fuera del asfalto por alguna pista en buen estado para probar el sistema de tracción 4×4 que permite bloquear el reparto de par de forma manual cuando se circula por debajo de 40 km/h o, yendo más allá, el control de descenso.

El Kona diésel ya está disponible en los concesionarios con un precio de partida de 22.840 euros del acabado Klass –no estará disponible con la terminación de acceso Essence– a los 32.340 del 1.6 CRDi 136 CV DCT 4×4, que solo está disponible con terminado Style.