Cada vez son más los modelos que recurren a variantes movidas por combustibles alternativos a la gasolina y al diésel, y el último en hacerlo ha sido el SUV de tamaño medio de Mercedes-Benz, el GLC. La firma de la estrella ha anunciado que tendrá, a partir del año que viene, una nueva versión en la gama de este crossover propulsada por un motor híbrido enchufable con pila de hidrógeno. No se trata, por tanto, de un coche con pila de hidrógeno convencional, pues podrá cargar sus baterías de iones de litio en una toma de corriente para aportarle una autonomía extra de unos 48 km, situándose la total en aproximadamente 500 km.
Contará además con dos tanques de hidrógeno construidos en fibra de carbono -cada uno puede almacenar 4 kg de hidrógeno- que se recargan en unos 3 minutos, hecho que le acerca al de un repostaje en una estación de servicio convencional. Estas pilas de combustible de hidrógeno son la evolución de las presentadas en el Mercedes-Benz Clase B F-CELL, y han sido el resultado de un desarrollo de la mano con Ford. En cualquier caso, la fuerza producida por el motor se envía a las ruedas posteriores, por lo que no existirá un modelo con tracción total: esto permite ubicar los tanques de hidrógeno en el túnel central.
Por su parte, las baterías se alojan en la zona superior del eje trasero, mientras que en la parte frontal queda un hueco para el motor. En principio Mercedes-Benz no ha anunciado nada sobre sus prestaciones o eficiencia más allá de una autonomía aproximada, pero a partir del año que viene se pondrá a la venta en lugares como Estados Unidos, Japón o Alemania, para llegar más tarde -en 2018- a Reino Unido. Además, tampoco se ha dicho nada del precio; sin embargo, Mercedes-Benz ha declarado que «los clientes lo aceptarán», dando a entender que será ajustado en relación a la tecnología y calidad que ofrecerá.
