En mi caso fue una carrera marcada por la clasificación, muy por detrás de mis tiempos habituales. Un 1:48:8 sentenciaría mi posición de carrera cuando de normal tenia 47 segundos.
Solo me quedaba una cosa, una carrera prometedora gracias a mi ritmo que era superior a los hombres de delante. Desde el inicio de la primera carrera sabía que no iba a ser fácil, pues Cheste es un circuito de pocas rectas donde adelantar se antojaba difícil, aun así en las primeras vueltas conseguí remontar bastante gracias a los adelantamientos y a los errores de los demás. Pero en una de esas ocasiones cuando me disponía a adelantar al rival que tenía delante, uno de los competidores derrapo y se le dio la vuelta al coche con tan mala suerte que mientras estaba adelantando me lo encontré sin poder hacer más que observar el desastre en primera persona.
Aún así y con la carrera acabada volví a boxes para reparar el pinchazo y el radiador roto, y poder disfrutar de mi ritmo mientras me desdoblaba de rivales.
Después de la mala primera carrera, solo me quedaba esperar que no pasara nada y tirar a muerte, motivado por una desafortunada carrera, y con un ritmo de 47’s en el warm up previo de la última carrera que hacía presagiar lo mejor.
Pero nada más lejos de la realidad, la segunda carrera fue un calco de la anterior, pues desde la primera curva, y después de adelantar a pilotos en la salida otro piloto derrapa con tan mala suerte que me lo vuelvo a encontrar, propiciando la misma avería que la carrera anterior, y para colmo mientras trataba de desdoblarme la conexión se cayó y me saco fuera de la competición.
En la parte de arriba de la parrilla fue una carrera bastante agresiva, en la que saltaron más que chispas entre los competidores, y que salvo penalizaciones, el vencedor de ambas carreras fue Miguel Reyes
En fin un meeting para olvidar en el que la mala clasificación me sentencio a encontrarme en estas situaciones, unas situaciones totalmente evitables saliendo por la zona alta donde los pilotos demuestran su habilidad.