El Opel Astra es un compacto de 4,37 metros de largo que, a diferencia de las cinco generaciones anteriores, es la primera que emplea una plataforma del Grupo Stellantis. Utiliza la EMP2, la misma que también emplea, por ejemplo, el Peugeot 308.
En esta ocasión, y como puedes ver en esta entrada, hemos tenido ocasión de probar un Opel Astra GSe, la versión más potente y deportiva de la gama. Cuenta con una mecánica híbrida enchufable de 225 CV y una batería de 12,4 kWh que le permite homologar una autonomía eléctrica de 64 kilómetros. Este Opel Astra GSe se diferencia levemente del acabado GS por llevar unos paragolpes más musculosos, unas llantas específicas de 18 pulgadas y detalles en negro brillante por la carrocería.
En el interior, los cambios también son escasos, y se reducen a los asientos o detalles en el volante, principalmente. Por tanto, es muy similar al de otros Opel Astra. Llama la atención la instrumentación digital o la pantalla central, que recuerda irremediablemente a la que emplean otros modelos del Grupo Stellantis. Quizá por ser el Astra un modelo de origen alemán, encontramos más botones en la parte inferior de la pantalla central para acceder de una forma más directa a algunos de los menús, algo que es muy de agradecer y que mejora la experiencia frente a su primo, el Peugeot 308.
Por calidad, los estándares también son similares a los del 308, por lo que se sitúa en un buen nivel intermedio de su clase. Sólo quitaríamos el plástico negro brillante de la zona del cambio, pues no hay forma de verlo limpio, sin polvo y, además, se raya con facilidad.
La instrumentación es completamente digital y permite algunos leves cambios de configuración, como el tono o algunos de los datos que se muestran. En ningún caso ofrece una visión tradicional, algo que sí tienen otros modelos con instrumentaciones configurables (como Audi o Seat, por ejemplo)… y que para nosotros son los más recomendables, por claridad, sencillez y cantidad de información.
La postura al volante es buena. O, mejor dicho, es normal. En el Astra no se ha recurrido a esa peculiar posición al volante el 308, de manera que el conductor del Astra no tardará en encontrarse cómodo a los mandos del coche, sea cual sea su estatura. Además, los asientos de esta versión son muy cómodos y sujetan bien el cuerpo en las curvas.
Las plazas traseras son razonablemente amplias. Hay una buena cota de altura y suficiente espacio para las piernas para que dos adultos relativamente altos puedan viajar con comodidad. Por anchura, y como es habitual en los compactos, será difícil que tres adultos viajen con comodidad. Pero, como decimos, es lo normal en los coches de este tipo.
Si hablamos del maletero, la presencia de la batería y de parte del sistema híbrido en la parte central trasera provoca que el volumen original de 422 litros del Astra, que está muy bien, caiga a unos 352 litros que, sin ser poco sí se queda por debajo de la media de los compactos. Ojo, compactos con motor térmico, pues si lo comparamos con otros híbridos enchufables la capacidad no está nada mal. De hecho, hasta se queda cerca de los 361 litros de un Toyota Corolla, que es un híbrido no enchufable.
La buena noticia es que, si necesitamos más capacidad de carga, siempre podemos optar por la versión familiar del Astra, denominada Sports Tourer. La versión GSe también se ofrece con esta carrocería de 4,64 metros de larga, algo que le permite ofrece una capacidad de 516 litros (o 597 litros en las versiones con motor térmico).
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