Seguir la estela del Mini o del Fiat 500 parece una labor complicada, sobre todo si tenemos en cuenta que ambos modelos cuentan con muy pocos rivales directos en lo que a exclusividad y personalización se refiere. Sin embargo, desde hace un año, Opel demostró que sí se les puede hacer frente? y sacó al mercado el Adam.
Un modelo desarrollado para satisfacer las necesidades de los más urbanitas y, al mismo tiempo, amenizar el segmento. Pero una de dos, o dichas necesidades no acaban de estar del todo cubiertas o el usuario final es cada vez más complicado. Por ello, la marca alemana ha dado un paso más al poner a la venta una versión algo más aventurera a la que ha denominado ‘Rocks’.

El principal rasgo diferenciador con respecto al Adam convencional es el recubrimiento inferior de la carrocería con un plástico blando, del mismo modo que hacen otros modelos convertidos como el Renault Captur, el Skoda Scout, así como SUVs puros como el Mokka. Además, se han añadido inserciones cromadas tanto en el frontal –faros antiniebla- como en el lateral –recorriendo toda la parte alta de la carrocería-, al tiempo que se ha incluido de serie un techo de lona retráctil que puede elegirse en varios colores –le hace parecer un cabrio, pero no lo es-. El interior no sufre variaciones a excepción de las dos nuevas tonalidades especiales: uno en color beige y otro en color café denominado ‘Surf’.
Menos es más
Siguiendo la moda del ´downsizing´ –fabricar motores cada vez más pequeños pero igual de potentes-, el Adam Rocks estrena el nuevo propulsor ecoTEC de tres cilindros, 1.0 litros y turbo que desarrolla 90 o 115 CV, uniéndose al actual l.4 de 87 y 100 CV. Durante la toma de contacto por el descuidado asfalto de Riga –Letonia-, tuvimos la oportunidad de probar el más potente, del que hay que decir que se trata de un motor casi imperceptible, tanto al ruido como a las vibraciones.
Sólo al circular por carretera abierta se deja notar ligeramente, pues será necesario llevarle a más de 2.500 vueltas para alanzar una velocidad de crucero aceptable. Pese a ello, resulta ser un motor bastante progresivo que permite circular en marchas largas sin perder efectividad ya que obtiene el 80% de los 170 Nm de par a partir de las 1.300 rpm. Según los datos, su velocidad máxima está cifrada en 196 km/h y su aceleración de 0 a 100 km/h es de 9,9 segundos. Además, homologa un consumo medio de 5,1 l/100 km, que fue algo más alto durante la prueba -6,3 l/100 km-.
Para continuar con el halo de novedades, se le asocia la nueva caja de cambios manual de seis relaciones, con un diseño compacto y un peso casi pluma –menos de 40 kg-. El tacto de la misma es agradable y el tránsito entre marchas se realiza de forma suave y rápida.
Ahora bien, pese a tener un aspecto más campestre, no hay rastro alguno de un sistema de tracción total que le permita circular por terrenos no asfaltados. De hecho, no va ni equipado con neumáticos adecuados para ello pues como elemento opcional –los montaba nuestra unidad- se pueden elegir una goma de medida 225/35 sobre llanta de 18″ –de 17 de serie-. El único rasgo campero es poseer una mayor altura libre, que ahora llega hasta los 14 cm -1,5 cm más que el Adam ´de calle´-, aunque también se han retocado los muelles, la dirección y la suspensión, convirtiéndole así en un coche más duro que su homólogo.
De esta forma, con esta nueva apariencia, Opel, no sólo busca aumentar las ventas sino acercarse más al público masculino que según los datos, tiene bastante ´abandonado´ a este modelo –el 70% de sus matriculaciones son compras realizadas por mujeres-. Eso sí, a falta de que lleguen las futuras campañas promocionales, de momento, el Adam Rocks está previsto que se ponga a la venta desde 17.000 euros.