Es su tarjeta de entrada y así lo fue en 2008 cuando BMW presentó la primera generación del X6, un modelo que presentaba un diseño exterior en que se unían dos segmentos completamente opuestos, el de los todoterrenos o SUV y el de los coupés. Así, su extrovertido diseño conjuga la robustez de un modelo BMW X con la típica elegancia dinámica de un deportivo
Sin embargo, aunque esta nueva generación mantiene una línea continuista, lo cierto es que esa agresividad parece haberse reducido en este nuevo X6 que tenemos frente a nosotros. Con ello no decimos que sea peor, sino que esos rasgos angulosos y robustos de la generación previa parecen haberse suavizado en esta segunda.
Sobre todo en su zaga, que parece más estrecha, aunque la realidad marque que es 6 mm más ancho que el anterior. En ella se ha retocado ligeramente el paragolpes y se ha cambiado el diseño de los pilotos traseros, ahora en forma de L y con líneas tridimensionales. En la parte delantera resalta también el nuevo paragolpes en forma de X que será imponiendo en el resto de modelos X de BMW. La parrilla ve cómo los faros, que ahora pueden ser LED, casi se integran en ella mientras que tras los pasos de rueda se han integrado unas salidas de aire -Air Breathers- laterales que, según la marca, sirven para reducir las turbulencias de aire en la zona de las ruedas delanteras
La vista lateral de este X6 sigue marcada por una prominente caída en la línea del techo, que denota ese aspecto coupé que tanto le caracteriza. Una línea lateral que aumenta su altura en 12 mm -1.702 mm- con respecto a su predecesor y que se prolonga hacia atrás hasta los 4.909 mm, es decir 32 mm más por lo que estamos ante un X6 más largo, alto y ancho que el que llegó al mercado hace siete años.
El nuevo BMW X6 podrá equiparse opcionalmente con estribos de aluminio, barras portaequipajes de color negro brillante o aluminio satinado, enganche para remolque, llantas de 19 y 20″ en varios diseños y 15 colores de carrocería, de los cuales 13 son metalizados.