Cada vez que me pongo al volante del BMW X4, mis sensaciones son las mismas: Es un magnífico 4×4, perfecto para combinar un uso diario con viajes largos, capaz de satisfacer tanto a conductores que buscan un automóvil que ofrezca un estatus superior a la media como a aquellos que valoran un comportamiento cercano a lo deportivo. Pero es que, además, el BMW X4 está dotado de un enorme potencial para defenderse fuera del asfalto, para dar respuesta a cazadores, pescadores, deportistas… a cualquiera que se desenvuelva en entornos rurales con caminos más o menos sencillos que ocasionalmente puedan encerrar trampas como las zonas embarradas tras un día de lluvia o la nieve en invierno, bancos de arena y otras dificultades que pueden exceder las capacidades de los SUVs más básicos… y muchas veces los más vendidos. Ese potencial está ahí, el hardware está ahí… si bien con las configuraciones de sus vehículos parece que BMW no desee explotarlo. Pero comencemos con las presentaciones.

BMW X4: Un hardware serio para el hermano coupé del BMW X3
El BMW X4 es la versión mal llamada “coupé” del BMW X3. Se trata de un SUV de 4,75 metros de longitud que en esta su segunda generación (G02) comenzó a comercializarse a principios de 2018. Hace escasos meses ha recibido la característica actualización de mitad de ciclo comercial, y eso nos da la excusa perfecta para ponernos a sus mandos.
Su gama cuenta actualmente con cinco opciones de gasolina y dos diésel, siempre con una arquitectura común muy seria, caracterizada por el montaje del motor en posición longitudinal, bastante retrasado para favorecer el centrado de masas, con el cambio automático (de ocho velocidades, mediante engranajes planetarios) acoplado por convertidor de par justo a continuación del motor y ubicado dentro de ese visible embudo enmoquetado que queda entre las piernas de los ocupantes de las plazas delanteras. A la salida del cambio se sitúa la caja tránsfer que envía par permanentemente al tren trasero a través de un árbol de transmisión y que acopla automáticamente el tren delantero mediante un embrague de discos y una cadena conectada al semieje de transmisión delantero.

Robustos brazos de aluminio para las suspensiones, cambio automático epicicloidal ZF de 8 velocidades, tracción trasera permanente y conexión del tren delantero son detalles de una cadena cinemática ejemplar.


Es, a todos los efectos, una cadena cinemática de primer nivel que poco tiene que ver con la de los compactos conjuntos de motor-cambio transversales que envían el par a las ruedas delanteras y ocasionalmente engranan el puente trasero mediante un embrague, un planteamiento “de mínimos” propio de los automóviles concebidos como “electrodomésticos”, muy habitual no ya solamente en los SUVs pequeños, sino en rivales de cierta enjundia como toda la gama térmica de los Volvo XC.
BMW X4 xDrive30i: Un buen motor con etiqueta Eco
En el caso de la unidad probada, el BMW X4 xDrive30i xLine, bajo el capó encontramos una versión de alta potencia del B48. Procedente de una moderna familia de motores modulares lanzada en 2014, se trata de un tetracilíndrico de gasolina de dos litros de cilindrada y carrera larga con distribución variable en fase y alzada (tanto para la admisión como para el escape) y sobrealimentación por un turbocompresor de doble entrada. Todo ello le permite ser tremendamente eficiente y a la vez entregar 350 Nm que se traducen en 245 CV, con una respuesta muy lineal y generosa desde poco más de 1.400 revoluciones por minuto; una auténtica joya de la tecnología.

Por supuesto, no falta un sistema de hibridación ligera compuesto por una compacta máquina eléctrica de 48 voltios capaz de desarrollar 11 CV alimentada por una batería de iones de litio de 0,53 kWh, suficiente no solo para obtener la etiqueta Eco de la DGT, sino para rebajar claramente los consumos cuando usamos el vehículo en entornos urbanos y especialmente si circulamos con suavidad, realizando una conducción lo más eficiente posible.
BMW promete un consumo combinado de 7,5 litros a los 100 kilómetros que en la práctica puede ser incluso menor si circulamos buscando el mínimo gasto de combustible posible, aunque puede también dispararse si no resistimos la tentación de hundir el pie en el pedal del gas, un ejercicio especialmente adictivo cuando seleccionamos el modo ‘Sport Plus’, el más deportivo de la interfaz de estilos de conducción.
Llantas de 18 a 21” para el BMW X4
Esta buena economía de combustible se logra a pesar de que el consumo homologado corresponde a una unidad con los neumáticos estándar 225/60-18 en las cuatro ruedas, una rueda muy lógica que en nuestra unidad de pruebas se reemplazaba por las medidas 245/45-20 (delante) y 275/40-20 (atrás). Este “pequeño” detalle hace que el consumo homologado de nuestra unidad suba a 7,6 l/100 km, lo que no parece gran cosa, pero a lo largo de toda la vida útil del vehículo (unos 250.000 km de media) supone un extra de 250 litros de carburante o, al precio actual de la gasolina, unos 450 euros extra, por no hablar del sobrecoste de los al menos cinco juegos de ruedas que deberemos poner a lo largo de este periodo.

Y si las llantas de 20” no son suficiente exceso, aún se puede pedir llantas de 21” con neumáticos de idéntica anchura y aún menor perfil. No obstante, para ser justos, las ruedas en llantas de 20” y 21” ofrecen una interesante ventaja: son de tipo run-flat, por lo que si pinchamos con ellas (no así si el daño se produce en un flanco o es mayor que un pinchazo) podremos seguir rodando con bastante seguridad hasta llegar a un taller en el que repararlas.
Si las ruedas asimétricas de 20” o 21” y perfil bajo aportaran un plus a nivel dinámico, podríamos dar por bien empleado el dinero, pero en nuestra experiencia no es así. Con estos neumáticos, lo único que percibiremos es que al coche le cuesta más moverse en maniobras de parado, se siente más pesado, se resiente más al pasar por los pequeños baches y badenes que encontremos en la carretera y, por supuesto, no puede salir del asfalto con ciertas garantías, cosa que con un neumático un poco menos deportivo sí es más que factible.




La parte positiva es que la Tarjeta ITV de la unidad probada contempla el montaje tanto de las ruedas con llanta de 18 y 19” (225/60-18 y 245/50-19, respectivamente) con el marcaje M+S, lo que aumenta enormemente la versatilidad del vehículo, al permitirle circular fuera del asfalto con garantías con estas cubiertas. En los últimos tiempos, nos hemos acostumbrado a que los fabricantes homologuen únicamente la rueda con la que el vehículo sale de fábrica para evitar posibles penalizaciones por subir un escalón en el tramo del Impuesto de Matriculación, que se incrementa un 5 % cada vez que el vehículo sobrepasa los 120, 144, 191 o 239 gramos de CO2 por kilómetro, así que esta “generosidad” por parte de BMW en materia de homologación es bienvenida, especialmente para quienes quieran salir del asfalto o para quienes no quieran verse bloqueados cuando llegue la próxima Filomena y se decidan a disponer de un segundo juego de llantas en el garaje calzado con neumáticos de invierno.
El BMW X4 es un SUV solvente
Es cierto que una gran parte de los compradores del BMW X4 no se planteará sacarlo del asfalto… y es una lástima, ya que tenemos un vehículo con abundante par motor, un sistema de tracción muy solvente, un gran cambio automático con convertidor de par que permite pasar tan despacio como sea necesario por una zona difícil sin dañar la transmisión, una razonable altura al suelo con unas suspensiones de buen recorrido que, no obstante, se comprimen poco (lo que es malo para la tracción pero bueno para que los bajos no se acerquen demasiado al suelo cuando frenamos o se produce algún rebote), unos robustos brazos inferiores de las suspensiones, tanto delante como detrás, un control de tracción que funciona razonablemente bien, un embrague interaxial que actúa automáticamente como bloqueo del diferencial, e incluso un control de descenso de pendientes (HDC) o, más bien, “el” control de descenso de pendientes.


En lo alto de la consola central hay una pantalla de 10,25" que, opcionalmente (y en la unidad de pruebas) puede ser de 12,30". La interfaz multi-media funciona muy bien, especialmente en su integración con Android Auto. No hay que pelearse con el vehículo para usar la interfaz del smartphone, que incluso muestra indicaciones del sistema de navegación a través del head up display. El climatizador toma ahora protagonismo en la consola central frente a los mandos del equipo de audio, que reducen su tamaño, se ubican más abajo y ven desaparecer el lector de CD.
No hay que olvidar que fue BMW quien inventó, desarrolló y montó por primera vez este sistema, hoy universalizado, en la primera generación del Land Rover Freelander en un lejano 1997, cuando BMW era la propietaria de Land Rover. Así, desde el lanzamiento del primer SUV de BMW (el BMW X5 E53, de 1999), el HDC ha estado presente en todos y cada uno de sus SUVs (o sus SAVs, como a ellos les gusta denominarlos), por muy deportivos o prestacionales que fueran.
En resumen: en este BMW X4 hay un hardware bastante poderoso para hacer lo que podríamos llamar “todoterreno ligero”, hay un importante esfuerzo de ingeniería que no tiene su réplica en el departamento de márketing. La sensación que produce el X4 es que la ingeniería y el márketing van por caminos diferentes, porque, por ejemplo, es comprensible que haya una suspensión deportiva opcional, pero quizá no sea tan lógico que venga de serie y que en opción haya que pedir la suspensión convencional.


Tampoco parece razonable cobrar más de 400 euros por una rueda de repuesto de emergencia (casi imprescindible si queremos salir del asfalto con cierta asiduidad) que reemplace el frecuentemente inútil kit de reparación de pinchazos. Y aquí entramos en otro capítulo complicado: el precio de las opciones y la necesidad de adquirir determinados elementos en conjunto.
BMW X4 xDrive30i a partir de 65.500 euros
Nuestro vehículo base cuesta 65.500 euros, pero si quiero añadirle reglaje lumbar a los asientos (algo bastante lógico), tendré que pagar también por la tapicería en cuero natural y la calefacción en los asientos delanteros, y lo mismo ocurre con elementos tan interesantes como los cristales tintados o con aislamiento térmico, que obligan a adquirir sendos packs de opciones de más de 2.300 euros cada uno.

Al fin y al cabo, si no nos conformamos con una unidad de stock que se encuentre descansando en una campa, vamos a tener que esperar al menos un par de meses a que nuestro flamante y personalizado BMW X4 salga de la línea de montaje de Greer (Carolina del Sur, EE.UU.) para viajar 300 kilómetros por tierra al puerto de Charleston y desde allí recorrer una singladura de más de 6.000 kilómetros cruzando el Atlántico hasta llegar a nuestro país. Lo menos que podemos pedir es que se nos deje personalizarlo a la carta.
Dicho todo esto, no queda más que añadir que estamos ante un auténtico “cochazo”. Incluso con suspensiones más bien firmes (nuestra unidad montaba los fantásticos amortiguadores opcionales de dureza variable, si bien los muelles son de acero, rígidos, de dureza fija) y con ruedas run flat de carcasa muy rígida y perfil bajo, se muestra suficientemente cómodo en todo tipo de carreteras. Inspira confianza, ofrece una frenada con buen mordiente y gran resistencia a la fatiga (al menos con los frenos deportivos opcionales), sigue fielmente las órdenes del volante y solamente en las curvas más lentas muestra una clara tendencia al subviraje cuando queremos circular un poco más deprisa de la cuenta.


Si tener que recurrir al motor de tres litros o a las exclusivas versiones ‘M’, hay potencia para dar y tomar, no gasta mucho si nos lo proponemos, ofrece una gran autonomía (más de 700 kilómetros), un maletero de buena capacidad (525 litros) a pesar de la fuerte inclinación del tercer volumen, unas plazas traseras de tamaño digno, incluso en la cota de altura, unos acabados de buena calidad, asistentes a la conducción perfectamente calibrados cuya actuación pasa casi siempre inadvertida (lo que dista mucho de ser habitual) y, en general, saca buena nota en cualquier apartado. De hecho, es uno de esos coches que, sin saber bien por qué, cuesta devolver cuando se cumple la semana de cesión durante la cual lo probamos a fondo. Y ese es algo que ni mucho menos ocurre todos los días.

El BMW X4 xDrive30i, en resumen
- 4,75 metros de longitud
- Motor 2.0 turbo gasolina de 245 CV
- Cambio automático de 8 velocidades.
- Tracción total conectable automáticamente.
- 7,5 l/100 km.
- 0-100 km/h: 6,6 s.
- Altura libre: 20,4 cm.
- Desde 65.500 euros.
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