Hace años que Dacia es una de las marcas de mayor éxito en nuestro país. No nos extraña. Su fórmula en la que se mezcla un buen precio con un coche atractivo y una tecnología y prestaciones suficientes para la inmensa mayoría de los usuarios, hacen que sus productos suelan situarse entre los primeros de sus respectivos segmentos. De hecho, el coche más vendido en España sigue siendo el Dacia Sandero.
En el caso del Dacia Duster, su único modelo SUV hasta la reciente llegada del Dacia Bigster (que no deja de ser la versión alargada del Duster), el éxito es inferior al del Sandero y, en lo que va de año, las ventas del Duster son menos de la mitad de lo que lleva vendido un MG ZS, un SUV del mismo tamaño pero con un precio más atractivo.
Es cierto que el Duster ya no es tan barato como lo era en sus orígenes, pero también es verdad que el producto actual ha mejorado notablemente con el paso de los años. Y, al fin y al cabo, que no sea de los más vendidos no es sólo cuestión de precio, pues el Renault Captur está vendiendo en lo que ca de año en torno a un 40% más de unidades de lo que lleva vendido el Duster.
En cualquier caso, el Dacia Duster actual ha evolucionado considerablemente con el paso de los años. Sigue siendo un SUV a medio camino entre los SUV’s urbanos y los compactos, con una longitud de 4,34 metros, pero también mantienen unos voladizos cortos, con unos paragolpes que apuestan por favorecer unas buenas cotas para circular por campo. Además, hay más altura libre al suelo de lo que suele ser habitual en la mayoría de los SUV’s.
Eso le convierte a priori en un modelo más eficaz en campo que muchas de sus alternativas, y más aún en el caso de esta versión 4×4, que además de la tracción total (a través de un embrague multidisco que hace las veces de diferencial central y que permite llevarlo bloqueado hasta unos 40 km/h para circular por zonas complicadas), añade unos neumáticos todotiempo de Continental que ayudan mucho en superficies resbaladizas, ya sea por barro o nieve.
Así es por dentro el Dacia Duster
Por dentro, en cambio, el Dacia Duster no ha tenido más remedio que evolucionar, y ahora cuenta con detalles como una instrumentación digital (que podría estar mejor aprovechada, pues casi la mitad de su espacio se reserva a unas franjas verdes laterales de ninguna utilidad) o una pantalla central que, aunque no es la más rápida del mundo ni de la mejor resolución, sí cumple de sobra con su cometido.
Por suerte, en Dacia siguen apostando por los botones para cosas como el climatizador, y a la izquierda del volante encontramos ese bendito botón que ahora llevan todos los Renault y que, con sólo pulsarlo dos veces, nos permite desconectar todos los sistemas de ayuda a la conducción que hayamos programado previamente en la pantalla central.
Sigue apostando por plásticos más duros de lo habitual, pero no está peor rematado ni ajustado que otras alternativas ni se aprecian ruidos ni crujidos durante la marcha, y en otros aspectos como la postura al volante, con reglajes de altura y profundidad para el volante, no nos deja margen para la crítica.
Detrás, sí nos encontramos una plazas traseras algo justas por anchura, aunque bien es cierto que cuesta encontrar un SUV donde tres personas vayan a ir más holgadas. En cuanto al maletero, esta versión se conforma con unos escasos 3358 litros, lejos de los 474 litros de la versión 4×2. Siguen sin ser referencia en su clase, pero ya es una cifra más acorde con un coche que no deja de tener cierto planteamiento familiar. Es más, no nos extrañaría que éste sea uno de los motivos por el que el Duster no tenga más ventas.
Así va el Dacia Duster
Y es que, si por dentro nos convence, en marcha nos parece un producto bastante interesante. El motor 1.2 turbo de tres cilindros y 130 CV va asociado a un cambio manual de seis marchas. Mientras no cometamos la estupidez de optar por el modo Eco y dejar el acelerador inerte en gran parte de su recorrido, nos encontraremos con un motor brioso, que gana velocidad con relativa facilidad y con el que se puede realizar cualquier viaje sin problema.
Por consumo, lo normal en esta versión es moverse entre los 7 y los 7,5 L/100 km reales, que no está mal para ser un coche de tracción total. Ahora bien, la gran asignatura pendiente de este motor es el refinamiento. Y no tanto porque suene tan feo como cualquier motor tricilíndrico o transmita algunas vibraciones, que también (al fin y al cabo, es algo que le pasa a todos los motores de este tipo), si no porque es un motor tosco cuando nos movemos a baja velocidad. Por ejemplo, en atascos o aparcando, es un coche al que cuesta cogerle el tacto, y es fácil ver cómo va dando pequeños y molestos tironcitos.
Pero, más allá de eso, algo a lo que también te acabas acostumbrando y puliendo con los kilómetros, el Dacia Duster nos parece un buen coche porque, además de ser agradable de conducir, es cómodo en cualquier tipo de trayecto. Cuenta con una suspensión suave y una dirección quizá un poco más asistida de lo que debería, y todo termina creando un coche fácil de conducir con unas reacciones sanas y controlables que transmiten confianza al conductor.
Como decíamos al principio, esta versión 4×4 lo tiene todo para moverse bien por caminos o pistas nevadas. Es más, pocos SUV’s hay tan indicados si nos vamos a mover habitualmente por caminos, por rotos y bacheados que estén. Hasta se defiende mucho mejor que la media en zonas fuera de pista, aunque entendemos que ese ya no es su objetivo.
En cuanto al precio, esta versión arranca en los 26.090 euros de la versión Expression y alcanza los 27.590 euros en el acabado Extreme. ¿Nos lo compraríamos? Si vamos a circular por campo, es la versión a elegir. Si no, mejor optar por el 4×2: te ahorras 3.200 euros y, al menos, 0,5 L/100 km de gasolina, además de contar con 116 litros de maletero.
En caso de que queramos el coche casi en exclusiva para ciudad, nos interesa dirigir nuestros pasos a la versión Hybrid de 140 CV, que arranca en los 26.290 euros. Tampoco nos podemos olvidar de la versión de GLP (desde 19.490 euros), si bien sus 100 CV se nos pueden quedar un tanto escasos para viajar.
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