Dicen que los psicópatas son gente muy extrovertida y simpática. Supongo que esa percepción variará de forma notable cuando envíen a alguien a visitar a San Pedro antes de tiempo. Pero la cuestión es que quién iba a imaginar que esa persona amable, atenta y hasta graciosa escondía en su interior a un auténtico monstruo…
Estoy probando el Volkswagen Tiguan R y, la verdad, creo que este es uno de esos coches que encajaría a la perfección en lo que podría ser un coche psicópata, entendido así no por el hecho de matar a nadie, nada más lejos de la realidad, sino por ofrecer dos caras tan sumamente diferenciadas.

Por que sí. Es cierto que hay muchos coches que pueden parecer una cosa y, después, son otra. Sin embargo, el Tiguan que todos conocíamos hasta ahora es un SUV de marcado carácter familiar, con sus 4,51 metros de largo y una práctica banqueta trasera corrediza que permite contar con un enorme maletero de entre 520 y 615 litros de capacidad. Vamos, el coche perfecto para llevar a los niños al cole, cargar muebles del Ikea, irte de pesca o viajar relajadamente con toda tu familia en verano.
Así que estaremos de acuerdo en que meter ahí un motor 2.0 Turbo de 320 CV, suspensión adaptativa y un sistema de tracción total con un diferencial trasero controlado electrónicamente y de marcado carácter deportivo, es algo más que ponerle una piel de cordero a un lobo feroz.
Todo el que ve este Tiguan R dice que es bonito. Y, gracias a las gigantescas llantas de 20 pulgadas, hasta parece más pequeño que otros Tiguan. Los detalles deportivos como los paragolpes o el alerón le dan una personalidad racing, pero no cae en el macarrismo ni con ese escape Akrapovich con sus cuatro salidas en titanio. Es ahí donde está el problema de este Tiguan. ¿En que lleve esos escapes? No, en realidad está precisamente en que no los lleva… hasta que aflojas 4.245 euros. Y si tenemos en cuenta que este Tiguan R cuesta ya unos mareantes 62.800 euros, cuando un Cupra Ateca de 310 CV (mecánicamente, el mismo coche en más de un 85 %) sale por 44.840 euros, la cosa se complica. Y mucho.
Dejando de lado ese ‘insignificante detallito’, guiño-guiño, debo reconocer que el Tiguan R es un pepinaco de narices. Y no lo digo yo, lo dice un amigo con el que me he encontrado en la ruta y que no deja de alucinar porque le resulta imposible seguirme con su flamante compacto GTI reprogramado a 350 CV. “En cuanto enlazas seis o siete curvas seguidas, no es que no te siga; ¡es que casi te pierdo de vista!”, me comenta asombrado en un descanso a mitad de ruta.

Le suelo tener cariño a mis amigos, así que confío en que este no lea jamás esta prueba porque, aunque no se lo dije para no hundirle más en la miseria, lo peor de todo es que puedes mantener ese endiablado ritmo sin mucho esfuerzo.
Y es que este Tiguan es tan rápido como insultantemente fácil de llevar. Sí, es un SUV de 1,66 metros de alto y pesa 1.746 kilos. Pero basta con que te anticipes un poco a cada frenada y trazada para reducir sus efectos en el comportamiento, pues el chasis es fabuloso y la suspensión adaptativa DCC hace maravillas para contener los movimientos de la carrocería.
Es más, cuando coges confianza, hasta puedes jugar un poco con las inercias que se generan para hacerlo deslizar lo justo como para colocarlo a la entrada de las curvas, mientras que los sufridores neumáticos empiezan a sospechar que, en realidad, el verdadero psicópata aquí eres tú, y no el pobre coche.
El sistema de tracción total también tiene mucho que decir en el resultado final de este Tiguan R. Si entras en alguna curva buscando los límites, notarás un leve deslizamiento del eje delantero que desaparece si tienes un segundito de paciencia antes de volver a acelerar. En cuanto notas que el eje delantero ya está agarrando, algo de lo que te informa con bastante sutileza una dirección que además es especialmente precisa, puedes aplastar sin miedo el pedal del acelerador para notar cómo este Tiguan R sale catapultado en busca de la siguiente curva.

No hay reacciones bruscas ni largas derrapadas, y la progresividad con la que escurre el eje delantero al inicio del giro es un claro indicio de que siempre vas a saber con total claridad cuándo y cuánto te estás acercando al límite. A partir de ahí, lo deprisa que quieras ir ya va a depender de tu grado de locura.
El trabajo de la tracción total es tan bueno que ni siquiera un motor tan temperamental como este 2.0 Turbo consigue ponerlo en apuros. Sus 320 CV y 420 Nm de par son rabiosos y muy intensos, y lo mismo te dejan pegado al respaldo a medio régimen que te sorprenden regalándote un último y delirante aliento cuando superas las 6.000 rpm.
Dejo para el final dos aspectos que no hay que olvidar. Uno es el cambio automático DSG de siete velocidades, que en marchas cortas o saliendo desde parado a veces parece atorarse un poco si aceleras a fondo; acostúmbrate a tratarlo con cierto mimo en esas circunstancias. El otro son los frenos. Lleva unos impresionantes discos de 357 mm y núcleo de aluminio, pero las pinzas son flotantes y este coche no deja de pesar los citados 1.746 kilos. Frena mucho y frena bien pero esto corre tanto que, si vas en modo psicópata durante unos cuantos kilómetros, debes estar atento porque los síntomas de fatiga no tardarán en aparecer.
Por todo esto, creo que el Tiguan R es todo un psicópata en el mejor sentido de la palabra. Sí. Pero de los buenos. De los que te harías amigo íntimo hasta el punto de compartir habitación sin el más mínimo temor a que te descuartizase con un cuchillo jamonero en plena noche. ¿A que mola?

Tecno: Un Haldex especial
El Tiguan R lleva un sistema de tracción total que emplea dos embragues multidisco. El primero, como en otros Haldex, se encarga de enviar par a las ruedas traseras cuando las delanteras patinan o, simplemente, el sistema entiende que interesa enviar par al eje trasero a través de la información que recibe de los sensores del ESP, por lo que actúa de forma preventiva. El segundo embrague multidisco reparte el par entre las dos ruedas traseras a modo de autoblocante. El sistema es muy similar al del Golf R, pero prescinde del modo Drift que sí lleva el Golf.
Ficha técnica Volkswagen Tiguan 2021
- Motor: L4, 1.984 cm3 turbo
- Transmisión: Aut. de doble embrague, 7 velocidades
- Tracción: A las ruedas delanteras
- Potencia: 320 CV a 6.500 rpm
- Par: 420 Nm a 2.100-5.350 rpm
- 0-100 km/h: 4,9 segundos
- Velocidad máxima: 250 km/h
- Peso: 1.746 kg (5,45 kg/CV)
- Precio: 62.800 euros
- Lo bueno: Es un SUV grandecito, pero cuando te haces a las limitaciones que impone la física, es un auténtico aparato.
- Lo malo: A ver cómo le explicas a tu mujer para qué quieres un Tiguan con 320 CV sin que te mande a dormir al garaje dos meses.
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